Por: Flavia Zuleta, gerente de Soluciones para la Agricultura de BASF Peruana
(Agraria.pe) Desde hace décadas, las mujeres hemos luchado por abrirnos paso en una sociedad diseñada y centrada en los hombres. Si bien se han logrado avances significativos y la presencia femenina se ha fortalecido en comparación con el panorama de 1975, cuando se formalizó el Día Internacional de la Mujer, aún quedan importantes desafíos por superar.
En los últimos 20 años, he sido testigo de cómo las mujeres hemos ido ganando terreno y posicionándonos con mayor fuerza dentro de la industria agraria. Presencié personalmente cómo era realmente el escenario femenino en el sector desde que empecé como promotora visitando campos y también evidencié cómo se ha ido transformando hasta el día de hoy. Fue un desafío ver a lo que me enfrentaba, pero sirvió como motivación y reafirmación de que estaba en el lugar correcto para desarrollarme personal y profesionalmente.
Mi llegada al agro marcó un antes y después en la industria, ya que fui la primera mujer en ocupar un cargo gerencial en Perú en empresas agrícolas, algo que espero haya abierto oportunidades y nuevas miradas para aquellas que buscaban estar en espacios históricamente predominados por hombres. Sobre esto, debo destacar la alentadora presencia femenina a nivel país: cada vez más mujeres acceden a la educación superior, su participación en política ha aumentado y la brecha en el mercado laboral se está reduciendo. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, las mujeres representan el 44,5% de la fuerza laboral.
Las cifras de la industria también son prometedoras. La cantidad de mujeres asalariadas agropecuarias casi se duplicó a nivel nacional en veinte años, y de cada 10 trabajadores asalariados del campo, 3 son mujeres, según indica el Centro Peruano de Estudios Sociales.
Estos datos evidencian el papel esencial de las mujeres en la industria y nos impulsan a eliminar las desigualdades y brechas de género, lo que subraya la importancia de una actualización constante de la política agraria, asegurando su capacidad de adaptación a una realidad en constante cambio para garantizar la equidad de género, así como para promover, proteger y fortalecer el rol de las mujeres en el sector.
Es fundamental seguir inspirando y empoderando a niñas y mujeres en todas las industrias. Cada vez son más los espacios con presencia femenina y se nos acerca un futuro a pasos agigantados marcado por la tecnología, la innovación y nuevas formas de trabajo con profesiones emergentes y sectores en transformación del que debemos estar a la altura.
