El mayor problema de Ica –a decir de la mayoría de iqueños– es la falta de agua. No obstante, a pesar de esta situación, prácticamente todas las plazas y parques de la región tienen piletas. El asunto es que, como no tienen agua, las piletas están secas. La pregunta es la siguiente: si no tienen agua, ¿para qué se hicieron las piletas? Pues para robar. Por ello, las piletas de Ica son –en el fondo– los más grotescos monumentos a la corrupción. Además, las piletas secas de la región revelan el altísimo desprecio de sus autoridades respecto a la gente pobre de la zona. Efectivamente, en Ica hay muchas personas que no tienen agua potable ni desagüe. Además, por si fuera poco, la salud pública, la educación y la seguridad ciudadana están en un pésimo nivel. Entonces, ¿a quiénes se les pudo ocurrir hacer piletas secas antes de atender las necesidades básicas que tiene la población? Solo a unos ladrones.

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