En la última semana he podido leer consecutivamente artículos de opinión de Franco Guiffra en El Comercio, Pablo Secada en Perú21, Alfredo Bullard en El Comercio, y ayer sábado, la editorial de El Comercio; respecto al potencial reglamento de los derivados del cacao, principalmente Chocolate. Donde expresan dura crítica a la posibilidad de regular el etiquetado y el correcto uso del término “chocolate” en nuestro país.
Esta controversia inicia el lunes 7 de agosto, con la entrevista telefónica en RPP, cuando el periodista Chema Salcedo, en el buen ejercicio de su profesión, me hace una pregunta específica sobre una marca comercial, respecto si ésta sería denominada chocolate en el contexto de un futuro reglamento técnico. Esto con el antecedente, que mencioné en la misma entrevista, de que el Ministerio de Agricultura estaba trabajando la propuesta de reglamento y que su aprobación final dependía de la instancia superior del Consejo de Ministros.
Al respecto mencioné, en condicional, que dicha marca "no sería considerada un chocolate de aplicarse la propuesta del futuro reglamento"; esto se dijo en razón de las definiciones del chocolate en la norma internacional CODEX que precisa niveles mínimos de contenidos de cacao para los diversos tipos de chocolates y, para algunos casos, niveles mínimos de manteca de cacao. Es este último punto es el más controversial, porque el mismo CODEX deja abierta la posibilidad de que las normas nacionales establezcan parámetros mínimos de contenido de manteca de cacao que debe contener el producto.
En lo personal considero que un chocolate debe contener la grasa original del insumo agrícola (manteca de cacao, que es de gran calidad) y esta grasa no debe ser reemplazada por una de menor calidad, muchas veces saturada que es contraproducente para la salud pública. En ese contexto considero que muchas marcas comerciales no cumplirían con una propuesta de reglamento técnico apropiada para el país.
Cabe precisar que actualmente, ni el estándar internacional de alimentos que es el CODEX o la norma técnica peruana son de uso obligatorio por la industria peruana, por eso no se puede decir que tal o cual producto comercial comete una ilegalidad. Para que la norma sea obligatoria se necesita un reglamento técnico y allí es donde se quiere llegar.
A estas alturas ya no importa si algunas marcas se han adecuado recientemente a los estándares de la norma o si han modificado sus empaques cambiando la palabra chocolate por “chocolate de leche” o si aún podemos encontrar en el mercado lotes de producción de una misma marca con diferentes contenidos de cacao. Lo que importa es que la industria ha entendido el mensaje y parece estar más preocupada por mejorar los estándares de calidad nutricional de sus productos y con ellos debemos avanzar.
La publicación, hace unas semanas, del reglamento de la Ley de Alimentación Saludable, la reciente discusión por la leche y ahora el chocolate, tiene en algunos medios de comunicación, una discusión ideológica de fondo sobre el rol regulador del Estado.
Algunos defensores del “libre mercado” pregonan la absoluta renuncia del Estado a regular la producción de alimentos en el país, cuando vemos a todos los países del mundo desarrollado con regulaciones específicas para sus alimentos. Los países de la OCDE o por citar casos emblemáticos como Estados Unidos (CFR part 163) y Europa (directiva 2000/36/CE) tienen reglamentos específicos para el chocolate y en algunos aspectos más exigentes que la norma CODEX. De modo que no hay que creer que libertad económica se contrapone con la necesidad de tener reglamentos técnicos para los alimentos, la regulación está encaminada a transparentar la información al consumidor y en muchos de los casos a evitar perjuicios a la salud pública que se convierten en futuras contingencias para las familias y sobrecostos al sistema de salud del país.
La libertad económica y la libertad del consumidor a elegir no se ve amenazada por un reglamento técnico. El consumidor siempre será libre de optar por una golosina versus un producto de calidad denominado chocolate apropiadamente.
Otro aspecto que hay que resaltar es el posicionamiento país que busca el Perú, como centro de origen del cacao, exportador de chocolates finos de aromas y sabores. “Perú país chocolatero” no es posible si en nuestro mercado nacional encontramos chocolates de pésima calidad. Nadie se opone a que oferten productos orientados al consumo masivo, de bajo costo, pero deben hacerlo con la información correcta y sin utilizar denominaciones que no corresponden.
El agua clara y el chocolate espeso. Después de este artículo estoy seguro, que seguirá la ofensiva contra la publicación del reglamento. De mi parte cierro la discusión pública del tema, seguiremos trabajando el reglamento con el añadido de buscar una industria más articulada con la oferta productiva de país, que tiene los mejores insumos agropecuarios del mundo y que debería estar llamada a tener la primera industria alimentaria, de alto valor y biodiversa, del mundo.