21 diciembre 2021 | 08:48 am Por: Redacción

En 2023 esperan completar un ambicioso plan que profundiza el recambio varietal

Beta apunta a duplicar su superficie de uva de mesa hacia el 2023

Beta apunta a duplicar su superficie de uva de mesa hacia el 2023
En la campaña 2021/2022, la proyección de la compañía es exportar 1.8 millones de cajas de uva de mesa, un 10% menos que la temporada anterior.

(Agraria.pe) En los próximos dos años, Complejo Agroindustrial Beta tiene el desafío no menor de llegar a (y gestionar) una superficie de 1.000 hectáreas de uva de mesa instaladas en el distrito de Chulucanas (Piura), casi el doble de lo que poseen en la actualidad.

El crecimiento estará sustentado en variedades licenciadas, de las cuales ya tienen experiencia productiva en el país. La compañía continuará apostando por el recambio varietal, la proyección hacia el 2022 es sumar un área productiva de 300 hectáreas.

Cinco años atrás, Complejo Agroindustrial Beta decidió dejar de concentrarse en la producción de espárrago y apostar por la diversificación productiva. El distrito piurano de Chulucanas fue una de las zonas elegidas para crecer en uva de mesa, además del tradicional valle de Ica, en el que actualmente tienen 300 hectáreas en producción.

“Durante estos años hemos logrado que las variedades convencionales tengan la productividad adecuada para que estén dentro de márgenes viables para la empresa. Hemos mejorado además en manejo fitosanitario, de riego, de fertilización, de mano de obra. En riego, por ejemplo, trabajamos con sondas de medición de humedad, lo que nos ha ayudado a tener un mejor control sobre el cultivo”, destaca Marcela Briceño Rosas, subgerente agrícola de Beta.

En Chulucanas la superficie productiva de uva de mesa se extiende sobre 562 hectáreas, casi el 80% está conformado por variedades tradicionales como Red Globe, Crimson y Thompson. Briceño destaca que estas variedades “todavía tienen espacio” en los mercados a los que apunta la compañía. Casi el 90% de la uva piurana que exporta Beta está orientada a los mercados de EE UU y Europa, el resto se reparte entre América Latina y países árabes. Muy diferente a lo que ocurre con la producción de Ica, en la que un gran porcentaje se exporta a China. Ambas campañas han logrado complementarse: mientras que la cosecha de Piura se concentra entre octubre y diciembre, la de Ica inicia en diciembre y se extiende hasta febrero.

En la campaña 2021/2022, la proyección de la compañía es exportar 1.8 millones de cajas de uva de mesa, un 10% menos que la temporada anterior. Briceño explica que el resultado responde a que realizaron recientemente un recambio varietal, así que hay áreas que recién tienen un año.

“En la próxima campaña esa superficie estará produciendo”, adelanta. Según estimaciones de la experta, en Piura el flujo no se cae mucho cuando se realiza el recambio varietal. Así, se puede tener al primer año una producción de 2.000 cajas por hectárea.

Sumar 300 nuevas hectáreas en 2022
Parece una frase hecha, pero es que el ‘recambio varietal llegó para quedarse’, y en Beta lo tienen más que claro, por eso es que la empresa está decidida a sumar el próximo año unas 300 ha exclusivamente de variedades patentadas, entre las que destaca Sweet Globe y Allison, esta última una de las primeras variedades del programa genético de SNFL que se probó en el Perú. Esto como parte de su plan estratégico de crecimiento, que contempla que en los próximos dos años el área sembrada de uva de mesa alcance las 1.000 hectáreas en Chulucanas, casi el doble de lo que poseen en estos momentos. “Estamos programando que máximo se dé en el 2023”, anota.

Briceño señala que, solo en noviembre, cambiarán 25 hectáreas de Crimson por Allison y 10 hectáreas de Thompson por Sweet Globe. Una de las fortalezas que se ha identificado en Allison —uva roja, sin semillas, tardía y de bayas grandes y ovaladas—es que muestra resistencia a la lluvia y toma color con una mejor facilidad, además ya se tiene un manejo establecido respecto al raleo. “Nosotros salimos con las rojas en noviembre y diciembre. Entonces tiene que resistir una lluvia, porque acá en Chulucanas de octubre a diciembre hay lluvias ligeras”, sostiene.

La experta recalca que todas las variedades licenciadas por las que van a optar en el mediano plazo deben cumplir con un primer requisito, que es el de ser fértiles. Explica que debido a la zona en la que están ubicados, se busca este atributo para que, aún en época de lluvias o ante un eventual Fenómeno El Niño, no se registre ninguna afectación cuando la planta comience a brotar.

Hoy Beta trabaja, además de con Allison y Sweet Globe, con Ivory y Sweet Celebration. El 50% de la superficie actual está conformada por Sweet Globe, una de las variedades estrella de IFG y que se caracteriza por ser de calibre grande con forma ovalada, piel fina y buen sabor.

Aunque se ha afianzado el manejo respecto a las variedades licenciadas y hoy se cuenta con mayores conocimientos respecto hace cinco años, cada cierto tiempo surgen retos respecto a su manejo. Uno de estos, cuando se tiene una variedad verde licenciada es, por ejemplo, que se pega la estructura verde denominada caliptra. “Creo que ahí hay un tema de manejo, pero también de temperatura, de humedad”, dice, tras indicar que su manejo pasa por regular un poco el riego, el nitrógeno y conforme la planta se vuelve adulta, pasa por ir haciendo un seguimiento. Otro aspecto, es que se sobre ralea y si no se da un adecuado manejo existe el riesgo de quedarse sin fruta.

La empresa está decidida a sumar el próximo año unas 300 hectáreas exclusivamente de variedades patentadas, entre las que destaca Sweet Globe y Allison. Esto como parte de su plan estratégico de crecimiento, que contempla que en los próximos dos años el área sembrada de uva de mesa alcance las 1.000 hectáreas en Chulucanas.

Datos

. Complejo Agroindustrial Beta viene trabajando desde hace dos años con Sweet Globe, una variedad cuya proyección en cosecha asciende a 3,500 cajas/ha. “Son productivas, el tema está en no llevarlas al extremo”, sostiene la sub gerente agrícola de Beta. La calidad y la carga tienen una relación innegable.

. Debido al incremento de mano de obra, costos de fertilizantes u asociados, la experta anota que la producción no debería ser menor a 4.000 o 4.500 cajas por hectárea, para el caso de las variedades licenciadas. “Es un rango”, manifiesta Marcela Briceño.

Fuente: Redagrícola

 

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