22 septiembre 2020 | 09:25 am Por: Edwin Ramos | prensa@agraria.pe

Una recopilación de las principales ideas del foro “El agro peruano hacia el 2026”

La receta en ocho pasos de Fernando Cillóniz para impulsar al agro peruano

La receta en ocho pasos de Fernando Cillóniz para impulsar al agro peruano
La problemática del sector agropecuario nacional es amplia y diversa, pero hay ejes claves que pueden modificarse para lograr un cambio radical que ayude a que todas las regiones productivas den el salto definitivo al desarrollo.

(Agraria.pe) Desde 1993 la agricultura peruana no ha dejado de crecer y se ha desarrollado hasta alcanzar un valor aproximado de US$ 10.000 millones, considerando todos los bienes y servicios agrupados en ella. El cálculo es de Fernando Cillóniz, presidente de la consultora Inform@cción, quien lanzó esta idea a modo de apertura para lo que sería la presentación de los ocho ejes de su plan sectorial durante el foro virtual “El agro peruano hacia el 2026”, organizado por Agraria.pe.

Con US$ 7.000 millones exportados el año pasado, principalmente concentrados en frutas y hortalizas, más algunos complementos de café, cacao y otros productos, el agro es un sector que, a diferencia de otros que componen también la economía peruana, no se ha detenido, aun con la crisis sanitaria que vivimos actualmente. Es por ello que Cillóniz estima que este año, con todas sus dificultades, dejará un saldo de agroexportaciones por US$ 8.000 millones.

Es cierto sin embargo que esta es solo una parte de una realidad mucho más amplia y compleja, llena de retos, especialmente cuando se piensa en la pequeña agricultura de la sierra y selva, e incluso en algunos casos de la propia costa, como lo demuestra el diezmado sector algodonero. Por ello, pasó revista a algunos productos emblemáticos por región.

Selva
Esta región ha visto un gran crecimiento productivo en los últimos años, especialmente con el café, que llegó en 2011 a precios récord y luego se vio afectado por la plaga de la roya. Sin embargo, ya este problema parecería estar en vías de superarse y reconectar con buenos niveles productivos, como lo demuestran San Martín, Junín, Cajamarca y Amazonas. Otro puntal regional es el cacao que ha visto un incremento notable en la última década, con buen nivel productivo en los dos últimos años, aunque con preocupación por los precios.

Sierra
Un cultivo clave en esta zona geográfica es sin duda la papa, de la cual se están produciendo más de 5 millones de toneladas, lo que es excesivo y afecta los precios a la baja ya que el mercado no consume todo ese volumen.  A nivel productivo el liderazgo está en Puno, Huánuco, La Libertad, Cusco y Apurímac. Pero es particularmente preocupante que el negocio sea tan malo para los productores de la sierra especialmente.

La otra cara de un cultivo andino clásico es la quinua, que gracias a la promoción ante la ONU que realizaron en su momento de forma conjunta Nadine Heredia, entonces primera dama del Perú, y Evo Morales, presidente de Bolivia, logró que el mundo prestara atención al grano y empujó el negocio exportador hasta convertir a nuestro país en el primer proveedor del mundo con precios al alza. Es cierto que los precios luego bajaron, pero ha quedado el ejemplo de lo que una muy buena campaña de promoción puede hacer por un producto. 

Costa
En este ámbito destaca principalmente el arroz, cuya producción también está en crecimiento desde 1991 y está encontrando problemas en los mercados por precios. Sin embargo el sector que está pasando realmente un drama en la región es el algodón que prácticamente ha desparecido debido a los algodones importados y transgénicos, lo que ha destruido la industria nacional a pesar de ser cuna de fibras como el Pima y Tangüis. Esto se refleja en el hecho de que Ica, de 100 mil toneladas que producía en el pasado, hoy solo llegue a 20 mil toneladas. 

Otros segmentos que Fernando Cillóniz refirió de manera general fueron el avícola, que está creciendo y con algunos precios estancados, el pecuario con la leche y carne, que también tienen algunas dificultades para avanzar, sobre todo porque el mercado peruano no es un gran consumidor de carne de res. El panorama es mejor en cuanto a la leche, cuyos precios sí están creciendo, aunque está afectada por la importación.

Tras considerar esta realidad como telón de fondo, son ocho los puntos que propuso para que el agro peruano mire con optimismo el futuro en lo inmediato.

1.Agua: Se deben buscar los mecanismos para que el agro peruano cuente con agua todo el año. Un buen ejemplo fue lo que se hizo entre las regiones de Ica y Huancavelica con “la hermandad del agua”, acuerdo por el cual el agua de zonas altas de esta última se podían dirigir a la agroindustria de la primera a cambio de un pago por servicios ecosistémicos y otros beneficios. Esta propuesta incluye la idea de un canon hídrico, trabajo con los consejos de cuenca, siembra y cosecha de agua, tratamiento de aguas servidas y tomas libres en épocas de avenidas, así como tarifas diferenciadas y redes de pozos comunales (no más pozos individuales).

2.Carreteras y conectividad: El estado actual de una vía crucial para la conectividad como la Carretera Central es pésimo y resta mucha eficiencia al transporte. Se debe buscar el desarrollo de vías longitudinales cruzadas con otras transversales. También es importante aprovechar el transporte marítimo para, por ejemplo, traer los productos por esa vía desde Arequipa cuando hay interrupciones en la carretera. En ferrovías está casi todo por hacer, a pesar de que en el pasado reciente hubo mineras que ofrecieron al Gobierno construir tramos de este tipo entre Bayobar y Cajamarca, Ucayali y Cerro de Pasco, y Apurímac y Marcona, entre otros.

3.Tecnología: Es de esperar que las universidades peruanas se abran e integren a las redes nacionales y extranjeras para fortalecer el sistema de conocimiento. En esa línea, el INIA también debe ser menos hermético, sobre todo cuando tiene mucho por hacer en espacios como el forestal, tema en el que deberían estar incidiendo las redes de estaciones experimentales. Un ejemplo que Cillóniz propuso es el del Instituto Científica del Agua, que se constituyó con apoyo de la PUCP y la Universidad Cayetano Heredia y está haciendo investigación.

4.Financiamiento: La historia de fracasos con el Banco Agrario es repetitiva, y tiene como explicación la corrupción. Por ello, se insiste en un financiamiento más efectivo a través de banca de segundo piso, para que el Estado no asuma todos los riesgos. Así se puede trabajar con seguros agrarios y bolsas de productos, llamando la atención incluso de fondos de inversión.

5.Información: La información actualizada sobre los mercados nacionales e internacionales existe y debe estar al alcance de todos para que se dé una oferta local y de exportación sana. Eso ayudaría a evitar casos como la sobreproducción de papa. El Estado debe poner énfasis en llevar estos datos de tal forma que el mercado conozca todos los costos de producción de cultivos y crianzas con indicadores claves, salarios por regiones, costos de fletes y demás. Se trata de un plan amplio de inteligencia comercial que desarrolle un auténtico sentido de competencia.

6.Diversificación: Para este propósito la articulación de empresas tecnificadas con los pequeños agricultores es clave, de tal forma que haya la posibilidad de cambiar los cultivos. Un horizonte al que se puede mirar con expectativa es la forestería y la tecnificación de cultivos tradicionales con alto rendimiento siempre que se corrija la competencia desleal.

7.Competencia extranjera. Como tal, no debería ser un problema en un entorno de libre competencia, sin embargo, lo cierto es que hay múltiples distorsiones. Cillóniz considera que el Gobierno peruano no fue lo suficientemente previsor cuando negoció el TLC con Estados Unidos, algo que debe corregirse. Asimismo, se tiene que empujar el consumo de productos peruanos a través de campañas como “Papea Perú”, con la que el tubérculo había empezado a subir sus precios, algo que al gobierno de entonces no le gustó. “A mí sí me gusta (que suban los precios) porque pensaba en los cinco millones de toneladas que se producen en la sierra que estaban mejorando su producción. Los políticos no piensan en los agricultores sino en los consumidores limeños…cuando no les gusta que suban los precios, atentan contra la producción agropecuaria”, definió.

8.Eficiencia estatal. La principal propuesta aquí es que el Ministerio de Agricultura y Riego sea reestructurado para terminar con la redundancia de gastos innecesarios. Del presupuesto del Senasa por ejemplo, muy poco llega al campo y se pierde en burócratas, estudios, consultores y demás, menos en los agricultores, ganaderos y operarios forestales. Se debe exigir máxima eficiencia. Una alternativa clara es autonomizar estas instituciones para que sus directores no dependan de los ministros de turno, tal como sucede con el Banco Central de Reserva. En la misma línea, se debe eliminar el tope salarial, para que los mejores profesionales quieran pasar del sector privado al público.

 

 
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