Se espera concretar anhelo de construcción de terminal marítimo en Puerto Eten que permita la exportación de productos de la región sin necesidad de ir hasta Paita o Salaverry.
(Agraria.pe) Si bien ya diversos productos de la gastronomía norteña están bien posicionados a lo largo del país, aún quedan algunos de gran calidad que esperan su oportunidad. Es el caso del emblemático loche, el cual está en la mira del Gobierno Regional de Lambayeque para protagonizar una fuerte campaña de promoción.
El Ing. César Segura, director de Comercio Exterior de la Gerencia de Comercio Exterior y Turismo de la región, señaló que en este momento la producción de este zapallo característico de su región es baja, pero se espera incrementarla para masificar el consumo y que no se quede exclusivamente en el “sector nostálgico” que ya lo conoce. Esto, explicó, va de la mano con el incremento en volumen de otros productos que se dan bien la zona y para el cual existe una estrategia.
“Ya tenemos 11.000 hectáreas sembradas de 38.000 (en el valle de Olmos), en tres años prácticamente estaríamos cosechando, produciendo y exportando el total de estas hectáreas de una forma escalonada. La otra situación es que nuestro terminal marítimo de Puerto Eten esté construido y listo lo más pronto posible, de esa manera los productos en general de Lambayeque saldrían por ahí en vez de Paita o Salaverry, lo que abarataría los costos para los exportadores también”, refirió.
El Ing. Segura agregó que este impulso promotor se extiende a otros productos que se dan en la región como los arándanos, las uvas, el mango, la palta, el limón, la quinua, y el pimiento morrón. “También queremos internacionalizar el King Kong, que es nuestro y puede llegar a países cercanos como Colombia y Ecuador para evitar que haga mucho tiempo de viaje”, complementó.
Finalmente, sostuvo que se encuentran trabajando en culturizar a los productores de quinua de la costa, donde la producción ha sido extraordinaria, pero ha enfrentado problemas en la exportación por el poco cuidado en los niveles de insecticidas o pesticidas que se usan para el cultivo y que ocasionan que el producto final sea rechazado en mercados exigentes con la inocuidad.
