(Agraria.pe) No es un secreto que los arándanos eran casi absolutamente desconocidos para el peruano promedio hace poco más de una década. No se le encontraba en los mercados, y mucho menos se sospechaba que podría producirse en estas tierras. Desde luego, lo último que se pensaría es que Perú podría ser alguna vez uno de los mayores jugadores globales de este cultivo.
Sin embargo, todo eso sucedió.
La historia ha sido recogida por el medio internacional “Latinometrics”, que destaca cómo “el experimento de un hombre impulsó al Perú a convertirse en el exportador número uno del mundo de arándanos y el segundo productor mundial”.
Pero, ¿quién es ese hombre? La web especializada señaló a Carlos Gereda como el iniciador de dicho ‘experimento’, y lo explica: “Él se hizo una simple pregunta: ¿pueden los arándanos crecer en Perú? En 2006, trajo 14 variedades desde Chile para ver cuáles se adaptaban bien al clima peruano”.
El relato señala que, con sus análisis, pudo reducir las variedades a cuatro, y con ello en 2009 fundó Inka´s Berries, una empresa cuyo servicio consistía en dar apoyo el desarrollo de plantaciones que se adhirieran a los estándares de crecimiento que Gereda había concebido. “La revolución del arándano surgió”, señala.
A partir de ahí empezó una carrera en la que Perú se convirtió en el actual segundo productor del berry y el mayor exportador mundial. De hecho, “Latinometrics” se anima a comparar este auge con el de las criptomonedas: “En serio, el crecimiento recuerda al del valor del bitcoin. En 2010, Perú produjo 30 toneladas de arándanos; en 2020, 180.000 toneladas. Esto significa que la producción se multiplicó más de 6.000 veces en diez años”.
De esta manera es que ha nacido una industria millonaria “prácticamente de la nada”, la cual es hoy liderada por corporaciones que pueden costear los altos valores de ingreso. Las más resaltantes son identificadas como Camposol y Hortifrut, que tienen, en conjunto, el 34% del mercado.
El medio pone en relieve también que la producción en Perú cuenta con la ventaja de que es prácticamente continua todo el año, ofreciendo un marco más competitivo frente a las producciones por temporada de otros orígenes. “La productividad de la tierra peruana es de 13 toneladas por hectárea. El mayor jugador mundial, Estados Unidos, produce 8 toneladas por hectárea”, apunta.
Y concluye con una ‘profecía’ que está casi cantada: “Dado el marco competitivo amplio, creemos que es solo una cuestión de tiempo para que el Perú se convierta en la capital mundial del arándano”.
