Eso que parece pura teoría de relaciones comunitarias – o expresión de buenos deseos – es una práctica que viene siendo aplicada por un grupo de empresas de Paracas y San Andrés de la Provincia de Pisco, en Ica.
Alinear el éxito de una empresa con el éxito de la comunidad… eso es Valor Compartido. Y si se trata de un grupo de empresas que coordinan entre sí, y estas a su vez, coordinan con autoridades locales el diseño y ejecución de proyectos de salud, educación, infraestructura, desarrollo económico, etc. para potenciar el éxito de la comunidad, mejor aún.
Por otro lado, defenderse de manera conjunta de los delitos contra los derechos constitucionales al libre tránsito, a la libertad de trabajar, a la seguridad personal y patrimonial, entre otros, también es Valor Compartido.
Bueno pues, eso que parece pura teoría de relaciones comunitarias – o expresión de buenos deseos – es una práctica que viene siendo aplicada por un grupo de empresas de Paracas y San Andrés de la Provincia de Pisco, en Ica.
En Pisco – como dice el refrán – la unión hace la fuerza. Pero no sólo la unión entre las principales empresas pisqueñas. A la unión entre empresas, se suma la unión con autoridades políticas de Pisco, más la unión con la población local.
¿Pros y contra del Valor Compartido en Pisco? El principal pro es obvio. La unión entre las empresas permite ejecutar proyectos de desarrollo comunitario de mucho mayor envergadura que si cada empresa actuara por su cuenta.
El Valor Compartido en Pisco –por el hecho de contar con la participación concurrente de sus principales empresas – podrá ejecutar proyectos de gran impacto social, como un Instituto Superior Tecnológico de última generación, una vía alterna entre la Carretera Panamericana y el Terminal Portuario de Paracas para vehículos de carga pesada, proyectos de salud importantes, y proyectos de infraestructura – también importantes – para el desarrollo del turismo, pesca artesanal, y otras actividades propias de Pisco.
El contra –¡cuándo no! –viene siendo la aparente reticencia o desinterés de ciertas autoridades locales respecto de los procesos de coordinación, planificación y priorización de los proyectos de alto impacto para la población. Como suele ocurrir con muchas autoridades de nuestro país, pareciera que están más interesadas en proyectos de ejecución inmediata, pero de poca relevancia para la población. Por ejemplo: construcción de monumentos, financiamiento de equipos de fútbol, mejoramiento de mobiliario y locales municipales, y otros por el estilo.
En fin, en eso estamos en Pisco. Tratando de aplicar el concepto de Valor Compartido entre empresas, autoridades y población. ¿Cómo nos irá? Veremos. El tiempo lo dirá.
Fuente: Perú 21