La Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) 2024, presentada por el INEI y el MIDAGRI el pasado 19 de junio, confirma que la crisis estructural que enfrentan los pequeños productores agropecuarios del Perú persiste. Estos resultados deben analizarse a la luz de diversos factores: el 36,8 % de pobreza agraria reportado por la ENAHO 2023, el presupuesto agrario del año 2024 —que ascendió a S/ 8,181 millones— y los hallazgos recogidos en encuestas anteriores. Esta información revela una continuidad preocupante en las limitaciones del sector.
Cuadro 01. Presupuesto Público Agrario por niveles de gobierno 2024 (S/.)
N° |
Nivel de gobierno |
PIM 2024 |
|||
Gastos Corrientes |
Gastos de inversión |
Total |
Avance (%) |
||
1 |
Gobierno nacional |
1,743,930,891 |
1,099,272,137 |
2,843,203,028 |
93.0 |
2 |
Gobiernos locales |
151,602,654 |
2,385,265,629 |
2,536,868,283 |
70.4 |
3 |
Gobiernos regionales |
639,662,540 |
2,162,121,662 |
2,801,784,202 |
91.4 |
|
TOTAL |
2,535,196,085 |
5,646,659,428 |
8,181,855,513 |
85.4 |
Elaboración: Planeamiento & Gestión S.A.C.
Fuente: Consulta Amigable – MEF (última actualización: 19 de junio de 2025).
Según la ENA, el 95,4 % de las unidades agropecuarias corresponden a la denominada agricultura familiar o pequeña agricultura. De este total, el 79,3 % se encuentra en condiciones de subsistencia, y el 39,2 % en situación crítica. Estos hogares rurales enfrentan múltiples barreras que limitan su mejora productiva, financiera y su capacidad para generar ingresos sostenibles.
Además, el 34,4 % de los productores se encuentra entre los 50 y 64 años, mientras que solo el 8,7 % son jóvenes, dado que la migración es alta. En cuanto a capital humano, el 49,4 % solo accedió a educación primaria y un 10 % no cuenta con estudios formales. Apenas un 5 % alcanzó estudios universitarios, lo cual restringe significativamente sus posibilidades de innovar, organizarse y articularse a cadenas productivas dinámicas.
En el siguiente cuadro se exponen los resultados de los principales indicadores de acceso a servicios agrarios como capacitación, asistencia técnica, organización y crédito, desde el año 2014. Los resultados son bajos y reflejan serias deficiencias en la institucionalidad pública agraria en sus tres niveles de gobierno. Incluso se desconoce la calidad, pertinencia y procedencia de estos servicios (si provienen del sector público o privado, o si los productores los utilizan o no). Desde 2014 hasta 2024, las metas se han reducido constantemente.
Cuadro 02. Indicadores de Acceso de los Productores Agropecuarios (%)
Año |
2014 |
2015 |
2016 |
2022 |
2023 |
2024 |
Productores que recibieron capacitación (%) |
15.9 |
12.9 |
11.4 |
6.6 |
7.2 |
6.5 |
Productores que recibieron asistencia técnica (%) |
9.2 |
6.4 |
5.7 |
3.8 |
3.2 |
3.1 |
Productores que pertenecen a alguna organización (%) |
6.5 |
5.9 |
6.3 |
6.7 |
5.6 |
7.5 |
Productores que solicitaron crédito (%) |
13.3 |
12.5 |
12.9 |
9.1 |
10.2 |
9.1 |
Productores que solicitaron y accedieron a algún tipo de crédito (%) |
87.6 |
88.9 |
90.9 |
91.3 |
89.5 |
94.7 |
Productores que accedieron a algún tipo de crédito (%) |
11.7 |
11.1 |
11.7 |
8.3 |
9.1 |
8.6 |
Elaboración: Planeamiento & Gestión S.A.C.
Fuente: Principales Resultados de la Encuesta Nacional Agropecuaria (periodo 2014-2024)
En 2014, el 15,9 % de los productores recibió capacitación y el 9,2 % asistencia técnica; en 2024, estas cifras descendieron al 6,5 % y 3,1 %, respectivamente. Asimismo, en 2024, solo el 7,5 % de los productores reconoció estar organizado. Esta situación evidencia una profunda precariedad de los servicios públicos en el sector.
En cuanto al crédito, solo el 9.7% del total lo solicita, de ellos el 94,7% lo logra. Lo que significa que en términos absolutos solo el 8.6% del total de productores accede al crédito en distintas fuentes. Como resultado tenemos que gran parte de los productores permanece excluida del sistema financiero promocional, lo que restringe su capacidad de inversión, los deja vulnerables frente a riesgos productivos, y perpetúa ciclos de baja productividad y pobreza en el ámbito rural.
Resulta llamativa la baja percepción de organización entre los productores, pese a la existencia documentada de unas 7,000 comunidades campesinas, 2,500 comunidades nativas, y miles de cooperativas, comités de regantes, asociaciones y empresas agrarias. Esta brecha podría reflejar la desconexión entre la formalidad institucional y su efectividad o legitimidad real ante los productores.
Solo el 45,7 % de los productores accede a mercados regionales, agroindustriales o de exportación; la mayoría se mantiene en circuitos informales, con alta intermediación y precios desfavorables. Si bien el 80 % de los productores afirma recibir información, esta suele ser general, tardía o poco útil. La falta de conectividad, herramientas digitales y plataformas accesibles impide que tanto productores como técnicos accedan a información clave sobre precios, clima, sanidad o gestión productiva, dejándolos en clara desventaja frente a intermediarios y amenazas climáticas.
No obstante, estas limitaciones, la agricultura familiar muestra cierta capacidad de resiliencia: el 73,1 % emplea mano de obra familiar, el 82,9 % cultiva más de una especie, el 87,6 % cría más de un tipo de animal, y el 85,4 % aplica aceptables prácticas agrícolas, dentro de sus posibilidades. Esto refleja una diversificación adaptativa y una persistente lucha por sostener la producción.
Superar esta situación requiere una política pública integral con enfoque territorial, orientada a reformar la institucionalidad agraria para que se enfoque en la eficiencia productiva, la sostenibilidad ambiental y la equidad social. Algunas estrategias clave incluyen:
Los resultados de la ENA 2024 son una advertencia clara: el Perú no podrá reducir la pobreza ni asegurar su soberanía alimentaria si no fortalece y desarrolla a su pequeña agricultura. Las brechas no son solo productivas; son estructurales: falta de organización, baja formación, escasa información, limitado financiamiento y muy débil articulación comercial.
La respuesta a través de una reforma ya parece que no es suficiente, ahora ya se requiere una transformación profunda, dada la crisis estructural y persistente del agro. Debe recorrerse una estrategia integral de inclusión productiva, de sostenibilidad y de resiliencia climática, basada en organización colectiva, liderazgo juvenil, conectividad, asistencia técnica continua y prácticas sostenibles, para construir un futuro agrario que esté en condiciones de posicionarse mejor y de ofrecer bienestar, básicamente a los pequeños productores.
La estrategia operativa debe tener como centro a las provincias y debe vigorizarse significativamente las agencias agrarias, pues no se entiende que habiendo cada año más presupuesto, los resultados son peores. El MIDAGRI debe reconceptualizarse y asumir su rol rector y dirigir la descentralización y la innovación del trabajo. Hay que tomar los resultados de esta encuesta como una suerte de línea de base.
Esperemos que el ENA 2025 sea cuantitativa y cualitativamente mejor. Apostar por el agro, es apostar por el presente y el futuro del Perú.