(Agraria.pe) ¿Cuál es el camino que deben seguir los agricultores peruanos para enfrentar esta situación? ¿Deberían cambiar de cultivo? Tanto para el especialista en Desarrollo Rural y Asistencia Técnica del Midagri, Franklin Suárez Gómez, como para el economista e investigador del Centro de Estudios Sociales del Perú (Cepes), Miguel Pintado, es muy difícil que los agricultores miren hacia otro tipo de cultivos porque depende de muchos factores.
“Si un agricultor cambia de cultivo, eso depende de varios factores, por ejemplo el financiamiento, si tiene un buen servicio de asistencia técnica y el mercado”, dijo Suárez Gómez.
Por ejemplo, en lugar de maíz, se puede optar por cebada y trigo, que son más tolerantes a la sequía o de repente algunos frutales, higos y granadas requieren menos agua que los cítricos o las mandarinas para la exportación, agregó.
También citó como ejemplo la pitahaya, que se ha convertido en un cultivo importante no solo para el mercado local sino también para la exportación. Del mismo modo, la quinua o haba que tienen mayor tolerancia a la sequía.
Semillas
El especialista del Midagri indicó que hay empresas privadas o las mismas Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria (INIA) que realizan acciones de mejoramiento genético de los cultivos y como resultado de mucho trabajo logran hacer plantas más productivas que toleran plagas y grados de sequía.
Sin embargo, en algunos casos estos productos después de mucha investigación llegan al mercado y los agricultores lo utilizan, pero luego vuelven a la semilla habitual.
¿Entonces qué debería ser hecho? Miguel Pintado afirmó que se requiere una cultura de riego descentralizada, tarea que no se ha desarrollado durante los últimos cinco gobiernos.
“Se requiere una cultura de regadío descentralizada, así como una política estructural a largo plazo a la que puedan acceder progresivamente el mayor número de agricultores posible”, señaló.
En esa línea, indicó que estamos ante un problema estructural ya que el Estado, específicamente los gobiernos, no han destinado recursos públicos para realizar infraestructura de riego para la pequeña agricultura o también llamada agricultura familiar.
“Sabemos que es complicado, también por la dispersión de los agricultores, pero existe la posibilidad de hacer políticas masivas”, agregó.
Precisamente, Suárez Gómez, indicó que la mayoría de nuestros agricultores familiares, productores de menos de 10 hectáreas, suelen utilizar tecnología media o baja.
“El desafío para enfrentar la sequía es cómo seguir avanzando y construir una mejor resiliencia de la agricultura peruana ante eventos climáticos. Una forma es ampliando el acceso al riego, para todos los pequeños agricultores familiares, y esto está directamente relacionado con una mayor eficiencia en el uso del agua a partir de la tecnificación y la asistencia técnica”, agregó.
Observó que la asistencia técnica privada en los últimos años está más orientada a inducir el uso de agroquímicos que a un mejor manejo agronómico como el uso de fertilización, manejo de plagas o uso de agua.
Uso intensivo de agua
El economista e investigador de Cepes agregó que en el caso de Perú se hace un uso intensivo del agua tanto en la producción para destino nacional como para la exportación.
En el primer caso, recordó que tenemos cultivos como arroz, papa, caña de azúcar, maíz, que son para consumo humano directo, y chala y maíz amarillo duro, que son para consumo humano indirecto. También alfalfa.
En el caso de los productos de exportación que también requieren un uso intensivo de agua, destacan el espárrago, el café, la uva, el aguacate y la alcachofa.
Recordó que nueve de cada 10 productores utilizan el riego por gravedad, lo cual no es conveniente, ya que capta más agua.
Argumentó que se debe migrar el riego por aspersión y por goteo, pero requieren inversión, costo que el productor no puede cubrir, por lo que debe asumirlo el Estado. “Estos son costos altos y requieren una infraestructura sofisticada y descentralizada”, señaló.
Información sobre variedades generada por INIA
El Midagri, a través del INIA, ha desarrollado 194 nuevas variedades de cultivos de importancia económica, lo que ha permitido a más de 45.000 pequeños y medianos productores de todo el país incrementar su rentabilidad económica en más de un 30 por ciento aproximadamente.
“Por su alta calidad genética, estas nuevas variedades logran un mayor rendimiento, superando en más de un 40% a otras variedades. Además, son tolerantes a las principales plagas y enfermedades, así como un alto valor nutricional”, indicó el INIA.
Otra de sus características es que se adaptan a tipos de clima y son tolerantes a situaciones de sequía, bajas temperaturas y heladas. Todas estas características hacen que estas variedades sean ideales para enfrentar la inseguridad alimentaria, la desnutrición y la anemia, agregó.
La generación de estos cultivares es el resultado de años de investigación del INIA-MIDAGRI, a través de sus Estaciones Experimentales Agrarias repartidas por todo el país. Para lograrlo se utilizan técnicas de mejoramiento y selección convencionales y modernas.
Dato
. Variedades generadas por INIA tolerantes al estrés hídrico:
Papa INIA 334 – LLAPANCHISPAQ
Patata INIA 330 WIÑAY
Papa INIA – 326 – Shulay
Trigo INIA 443 – ANTAPAMPINO
Fuente: titulares.ar / Gestion
