(Agraria.pe) El primer semestre del año las exportaciones peruanas a Costa Rica sumaron US$ 32.425.000, mostrando un incremento de 36.4% frente a lo alcanzado en igual periodo del 2020, informó la Asociación de Exportadores (ADEX).
Detalló que de enero a junio del 2021, las exportaciones tradicionales (primarios) ascendieron a US$ 950.000, registrando una contracción de -57.5% en comparación a iguales meses del año anterior. Estos despachos concentraron el 2.9% del total de las exportaciones a dicho país.
Por su parte, los despachos no tradicionales (con valor agregado) a Costa Rica en la primera mitad del año ascendieron a poco más de US$ 31.475.000, lo que significó un crecimiento del 46.1% en comparación al mismo periodo del 2020. Estos envíos representaron el 97% de las exportaciones totales de nuestro país a Costa Rica.
El gremio indicó que esa nación centroamericana es un destino preferido por las pequeñas y medianas empresas, en particular de los sectores químico, agroindustria y confecciones, que de forma conjunta representaron el 76% del total.
Al respecto, dijo que de la oferta con valor agregado (US$ 31.475.000), resaltó el subsector químico con despachos por US$ 9.064.000 y un crecimiento de 13.6%; le siguió el subsector agropecuario y/o agroindustrial con envíos por US$ 7.550.000, registrando un alza de 26.1%
Las partidas con valor agregado que resaltaron fueron las uvas, artículos de calcetería, galletas dulces, placas, láminas, hojas y tiras de polímeros de etileno, pota congelada, demás preparaciones usadas para la alimentación de animales, medicamentos para uso veterinario, tela sin tejer de filamentos sintéticos, bragas de punto de algodón, t-shirt y otros.
ADEX recordó que el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Perú y Costa Rica entró en vigencia el 1 de junio del 2013, pero la difícil situación que atravesaron las empresas por las fallas estructurales ya conocidas (sobrecostos, infraestructura insuficiente y otros) y recientemente la pandemia, impidieron un mejor aprovechamiento del acuerdo.
En ese contexto, consideró esencial impulsar la internacionalización de las mipymes –que tienen su propia agenda pendiente que incluye la falta de financiamiento, tecnología, capacitación, certificación, inteligencia comercial y otros-, reducir la tramitología, identificar más mercados y por supuesto incidir más en la integración comercial.