La apicultura es una actividad que genera grandes beneficios, especialmente a la agricultura y al ambiente, gracias a la acción polinizadora de las abejas.
(Agraria.pe) La apicultura es una actividad que genera grandes beneficios, especialmente a la agricultura y al ambiente, gracias a la acción polinizadora de las abejas, destacó el titular de la Dirección de Insumos Agropecuarios e Inocuidad Agroalimentaria del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), Gerald Blair.
Indicó que aunque son múltiples los factores que pueden afectar la salud de los polinizadores, las prácticas apícolas y prácticas agrícolas inadecuadas son la primera causa que genera accidentes de pérdidas de abejas o colmenas en América Latina. Por ese motivo consideró necesario apostar por la educación y capacitación, ya que con mejores hábitos los agricultores y apicultores pueden proteger a las abejas y tener una relación más productiva.
Agregó que cultivos como fresas y palta son altamente dependientes de la polinización, pudiendo aumentar su productividad hasta en un 35% con una buena polinización. Al mismo tiempo, las abejas que polinizan esos cultivos reciben el néctar y el polen de sus flores como alimento, lo que evidencia la relación ganadora que puede existir entre apicultores y agricultores.
“Es importante que los agricultores conozcan a los polinizadores que habitan en su finca, aprendan de sus hábitos y los protejan con cercas vivas de plantas con flores que provean alimento. Los apicultores deben conocer qué tipo de cultivo se siembra en su región, asegurarse que la ubicación de sus colmenas cumple con los requisitos mínimos de alimento para sus abejas, hacer control sanitario de las colmenas para prevenir la varroa, el principal enemigo de las abejas”, comentó.
Gerald Blair brindó estas declaraciones durante el Taller de Buenas Prácticas Apícolas y Agrícolas (BPAA), que organizan la asociación CultiVida y Senasa, que continúa hoy y mañana.
Datos
. Se denominan Buenas Prácticas Apícolas a todas aquellas acciones tendientes a reducir los riesgos de contaminación microbiológica, física, y química durante la producción, cosecha, extracción, transporte, almacenamiento y procesamiento de la miel. Esto implica la aplicación de métodos ecológicamente seguros, higiénicamente aceptables y económicamente viables.
. Las Buenas Prácticas Agrícolas son “practicas orientadas a la sostenibilidad ambiental, económica y social para los procesos productivos de la explotación agrícola que garantizan la calidad e inocuidad de los alimentos y de los productos no alimenticios”.