Los desastres naturales costaron entre 2005 y 2016 un total de 96.000 millones de dólares a la agricultura mundial, revelan.
(Agraria.pe) El clima le pasó al sector agrario mundial una factura por más de 96.000 millones de dólares entre los años 2005 y 2016, dice el informe ‘The impact of disasters and crises on agriculture and food security’, editado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
El reporte dice que la sequía es la condición climática más destructiva de una 'oferta' de alteraciones climáticas que incluye inundaciones, incendios forestales, tormentas, plagas y enfermedades, brotes de enfermedades animales, derrames químicos y algas tóxicas, entre otras.
En las cifras de la publicación se destaca que del total de las pérdidas, el 50 por ciento (US$ 48.000 millones) se reportaron en los países asiáticos.
Por regiones, en Asia las actividades agrícolas fueron las más afectadas por las inundaciones y las tormentas que provocaron los mayores impactos; luego se ubicaron los terremotos, tsunamis y las temperaturas extremas.
Tanto en África como en América Latina y el Caribe, la sequía es el tipo de desastre más costoso, causando pérdidas en los cultivos y el ganado de US$10.700 y US$13.000 millones, respectivamente, entre los años 2005 y 2015.
Los productores africanos perdieron otros US$6.000 millones adicionales por culpa de las plagas y las enfermedades en cultivos y ganado.
Y en todo el planeta, los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) son muy vulnerables a los desastres naturales, en particular tsunamis, terremotos, tormentas e inundaciones.
Las pérdidas económicas en los PEID aumentaron de US$8.800 millones en el período 2000 a 2007 a más de US$14.000 millones entre los años 2008 y 2015,según el informe.
En temas particulares se destacó que el conflicto que sufre Siria le ha costado al agro de ese país no menos de US$16.000 millones.
Ahora, no son solo las pérdidas ocurridas sino que también hay un 'lastre', derivado de esas contingencias climáticas, reflejados en la merma de la producción y la productividad, pues cualquiera de las contingencias anotadas, en los cultivos ocasiona mermas que derivan en pérdidas.
En la ganadería, los animales tardan su tiempo en reponerse de las afectaciones que hayan padecido.
Al parecer, en el reporte de la FAO no se salva ningún sector productivo, pues las afectaciones también tocaron a las comunidades pesqueras, los puertos y las instalaciones acuícolas padecieron desastres hidrológicos y meteorológicos.
Tsunamis, ciclones tropicales, tormentas, inundaciones costeras y generales tienen el mayor impacto en el sector.
A esto se suman los desastres inducidos por el hombre, como los derrames tóxicos y químicos, accidentes, contaminantes terrestres y descargas voluntarias de petróleo, productos derivados del petróleo y los productos químicos que también afectan la pesca en gran medida, y pueden afectar la salud de la totalidad del ecosistema acuático.
Un total de 74 evaluaciones hechas por la FAO, posterior a los desastres presentados en los años de la referencia, dio cuenta de que el sector de la pesca y la acuicultura es altamente vulnerable a los desastres.
De estos, las tormentas, huracanes, inundaciones y los tsunamis causaron casi el 82 por ciento de los daños y pérdidas a las pesquerías.
En cifras, estas sumaron más de US$1.100 millones, que representan alrededor de 3 por ciento de todos los daños y pérdidas dentro del sector agrícola.
“Además, en los últimos 20 años, los brotes de enfermedades han costado a la acuicultura industrial decenas de miles de millones de dólares”, dice la entidad.
La silvicultura es otro subsector al margen del daño posterior al desastre y evaluación de pérdidas, actividad que fue afectada por eventos meteorológicos como ciclones, tornados, viento, nieve, granizo, polvo, arena, tormentas, entre otros.
Los eventos climáticos severos también causan daño indirecto a los árboles, afectando su vigor general y haciéndolos susceptibles a daños secundarios, como enfermedades y al ataque de insectos–plaga.
La entidad calculó en 38 millones de hectáreas las que cada año se afectan por las consecuencias directas de los eventos climáticos severos; sequía o períodos prolongados de tiempo frío son otro tipo de perturbación para los sistemas forestales en todo el mundo.
De acuerdo con las proyecciones, se espera que los episodios de sequía aumenten en frecuencia e intensidad como resultado del cambio climático.
Por último se tienen las afectaciones que el clima le ha ocasionado a la ganadería, otro de los subsectores aún más sensibles a las contingencias climáticas.
“La ganadería desempeña un papel central en los medios de vida basados en los recursos naturales de un vasto sector de la mayoría de la población, especialmente en los países en desarrollo.
“Las cuentas del sector indican que representa el 40 por ciento del valor bruto de la producción agraria mundial”, dice la FAO.
En el reporte, la entidad indica que una cantidad creciente de ganado y productos ganaderos se pierde anualmente a varios brotes de enfermedades.
Entre estos males se cuentan las enfermedades transfronterizas (como la fiebre aftosa) o las de salud pública que afectan a humanos y animales (zoonóticas como rabia o tuberculosis).
La cadena alimentaria humana está bajo amenaza continua de tales brotes. Cada año, una de cada diez personas enferma por comer alimentos contaminados y 420.000 personas mueren como resultado.
“Las tendencias crecientes del desplazamiento del ganado y la migración debido a factores económicos, ambientales o razones políticas, han intensificado la propagación de patógenos”, dice la entidad.
Ahora, de las plagas que atacan al ganado, enfermedades que pasan de animales a humanos, contaminantes que comprometen las aguas y los suelos a los patrones del clima sometidos a cambios drásticos, las amenazas a ambos el sector ganadero y la cadena alimentaria humana están en constante crecimiento.
Las enfermedades transfronterizas de los animales (TAD) son muy contagiosas y pueden propagarse rápidamente a través de vastos territorios, independientemente de las fronteras nacionales.
Estas causan alta morbilidad y mortalidad entre los animales susceptibles y constituyen una amenaza constante a los medios de vida de los ganaderos, que afectan de forma directa sus inversiones.
Fuente: portafolio.co