(Agraria.pe) La agroindustria peruana vive un momento clave. La nueva Ley Agraria es prácticamente una realidad, y las proyecciones para este año son auspiciosas en vista de una temporada con clima normalizado. Los desafíos que enfrenta el negocio sin embargo se mantienen en un contexto internacional muy competitivo donde factores como la tecnología, capacidad de adaptación, sosteniblidad y respeto por el ambiente son diferenciales ante los mercados más exigentes.
Alfredo Lira Chirif, con amplia experiencia en cargos directivos en el sector, y actual fundador y director ejecutivo de la consultora AgroLeal, nos dice que la agroindustria peruana mantiene su ritmo de crecimiento, pero que los proyectos están en camino de maduración. “Es verdad que tuvimos algunos procesos de precios en el mercado por la sobreoferta de nosotros mismos como país, pues somos una agroindustria agresiva, sobre todo en palta, mandarina, uva (donde hay cambio de variedades); en arándano seguimos creciendo. Los números lo confirman: hemos crecido los últimos años y estamos cerca de los 13.000 millones de dólares, que fue el año pasado, y este año seguro bordeamos los 14.500 a 15.000 millones. Estoy al lado de varios fondos que quieren invertir en el Perú, ampliarse en el país, y creo que estamos en un momento de seguir creciendo en áreas y facturación como país, aunque falta diversificar la cartera de productos, que es la tarea pendiente”.
Factor tecnológico y sosteniblidad
Un tema de acapara la actualidad en todos los ámbitos surgido desde el marco tecnológico es la inteligencia artificial, que también está demostrando su valía en el negocio agrícola junto a muchas otras herramientas. Alfredo Lira, quien participará del próximo CEO Agro Business Night – Foro Agroindustria 5.0, organizado por Business Night Latam, estima que se trata de tecnología con mucha utilidad para controlar operaciones grandes como las que existen en Perú de tres mil hectáreas de arándano en un mismo lugar, o de ocho mil hectáreas de tierras sembradas como tiene Camposol en diferentes puntos. Y tiene claro además que en este rol que juegan las tecnologías no se debe aplicar el remplazo de mano de obra en actividades como la cosecha de arándanos, sino que se debe facilitar que esa mano de obra haga más kilos, genere más dinero y bienestar para sus familias. “Creo que a la mano de obra hay que cuidarla, habrá quien discrepe, pero eso genera bienestar, educa a nuestros hijos y da estabilidad política y social al país”, sostiene.
Sobre el rol de la sosteniblidad, Alfredo Lira recordó que Europa es el mercado que exige los más altos estándares, lo que es un reto, pero al que Perú se adapta bien pues se trata bien a la mano de obra y al medio ambiente, especialmente entre las empresas más grandes, que ofrecen un gran despliegue de especialistas de apoyo y ambulancias en los campos donde trabajan 14 mil a 20 mil personas cosechando arándanos. Son facilidades que incluso en algunas operaciones del Viejo Continente no se encuentran, pero aquí sí. “Creo que vamos por buen camino, no perdamos paso. Pero falta comunicar todo lo bien que se hace en la agroindustria peruana a nosotros mismos, los peruanos, para tener el mismo orgullo que se tiene con la comida”, refiere.
Competitividad y un posible retorno del espárrago
La ubicación del Perú con su ‘invernadero natural’ en la costa es una de sus mayores ventajas competitivas como potencia agrícola pues permite obtener producciones que no se logran en ningún otro lugar el mundo. “Sacar en campo de 1800 hectáreas 30 toneladas de palta por hectárea no pasa en ninguna parte del mundo, lo puedo firmar, y eso es básicamente por la calidad de nuestros técnicos y el clima que tenemos que no es extremo, ni mucho frío ni mucho calor, lo que permite que las plantas expresen su mejor comportamiento, pero siempre hay que ir innovando, mejorando la genética en los cultivos que exportamos”, señala el especialista.
Agregó que hay expectativa por los nuevos productos que el país pueda sumar a su canasta agroexportadora como la cereza y la frambuesa, así como la fresa que es una tarea pendiente que se podría concretar casi inmediatamente y en la que están incursionando algunas empresas como Virú con la presentación en congelado, que es la que genera más recursos. Esta perspectiva de crecimiento debe acompañarse por la mejora genética que, considera, debe incentivarse desde el gobierno y las universidades.
Ese punto es crucial para que productos como el espárrago tengan un resurgimiento en las exportaciones peruanas. “Creo que habrá un renacimiento del espárrago que tiene 30 a 35 años y que fue punta de lanza en la agroindustria peruana, pero del que no hay una variedad que se haya desarrollado en Perú”, afirma Alfredo Lira. Para que se cumpla, dice, el país debe desarrollar un programa genético bien apoyado por el Estado para que surjan nuevas especies que nos mantengan en los primeros lugares de agroexportación. De hecho, apuntó que hay tres empresas grandes que están volviendo a trasplantar espárrago en áreas importantes.
Esta movida es clave pues cuando se concretre el proyecto Chavimochic III no será ideal sembrar más palta ni arándanos o uva, pero del espárrago hay cada vez menos volumen y eso da espacio para competir con México, con un precio que ha subido un 30 a 35% en los últimos dos años, por lo que se le está volviendo a mirar con buenos ojos. “Y esta es un área grande, son como 63 mil hectáreas en Chavimochic III con un cultivo a renacer que será el espárrago”, dictamina.
Nota editorial: Esta entrevista tendrá una segunda parte que se publicará el día jueves 28 de agosto, donde Alfredo Lira se refiere a temas clave como el atractivo del Perú para el mercado internacional, los nuevos mercados para la agroexportación y el peso de los aranceles impuestos por Estados Unidos.