Mango, uva de mesa y cítricos pueden verse más afectados si la falta de agua no se soluciona prontamente, comprometiendo la campaña del 2017.
(Agraria.pe) La escasez del agua en la costa peruana ya es una preocupación para los agroexportadores. En Piura, el último turno de riego se dio hace más de tres semanas, informó Juan Carlos Rivera, gerente de la Asociación Peruana de Productores y Exportadores de Mango (APEM). Esta carencia ha provocado que, en pleno inicio de la campaña, se acelere el proceso de maduración de la fruta así como la cosecha.
Hasta el viernes pasado, los socios de APEM habían despachado 774 contenedores, casi el doble de lo que exportaron en el mismo periodo del año pasado (338).
Esta coyuntura está presionando la labor en las plantas de procesamiento, donde el mango compite con la uva de mesa, no solo por el espacio, sino también por los servicios de certificación del Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa).
En tanto, Enrique Córdova, gerente agrícola de la productora y comercializadora Dominus, observó que la ausencia de lluvias también afectó el tamaño de los frutos. En su caso, en las 105 hectáreas de la empresa, la proporción de fruta que pesa 400 gramos o menos por unidad frente a aquella de mayor peso, de hasta 650 gramos, es de 50-50. “Sin embargo, en esta campaña los calibres chicos van a ser el 60%”, indicó.
En su caso, manejaron la situación haciendo programas con los clientes para vender fruta pequeña proyectando una sobreproducción. Agregó que los descartes se usarán para la planta de congelados.
Además, la empresa ha paliado el déficit hídrico gracias a un reservorio propio, cuya capacidad piensan duplicar el próximo año.
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En Casma (Áncash), donde además de mango se produce espárrago y palta con agua de pozo, se incrementaron los costos en gasolina, ya que se requiere extraer agua a mayor profundidad, explicó Efer Calle, gerente agrícola de Dominus en ese valle. Agregó que también esperan menores calibres y menores precios si no aumenta la napa freática muy pronto. Casma posee una ventana global de exportación privilegiada en mango entre febrero y marzo.
En el caso de la uva de mesa que se produce en Piura, el déficit hídrico afectó el final de la campaña, que cierra esta semana. Sin embargo, se teme que podría afectar la cosecha del 2018, ya que los productores se han visto obligados a postergar la poda que aporta vigor a las plantas.
Los citricultores también prevén posibles impactos en los rendimientos de la campaña del 2018 de no revertirse el estrés, al reducir la floración, comentó Sergio del Castillo, gerente de Procitrus.
Distinta es la situación para los productores de uva de mesa en Ica, donde hay una veda en los acuíferos. Allí el déficit hídrico no es una preocupación sino asegurar la sostenibilidad del abastecimiento de agua.
En la Libertad también hay menos estrés. Esto ha sido posible gracias a una coordinación con los productores de arroz, quienes acordaron no sembrar en octubre, con lo que el reservorio de Gallito Ciego mantuvo su disponibilidad, contó Alfredo Lira, gerente de Agrícola Cerro Prieto, empresa que cultiva palta, uva, espárrago y arándanos en Jequetepeque.
Fuente: El Comercio