(Agraria.pe) Las exportaciones del Perú crecieron significativamente desde comienzos del presente siglo, así, de registrar US$ 6.956 millones (valor FOB) en el 2001, pasaron a US$ 31.163 millones en el 2008. Posteriormente, en el 2013 llegó a los US$ 42.579 millones y una década después registró un récord al elevarse a los US$ 63.193 millones el año pasado.
Asimismo, la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) es favorable al Perú, con saldos positivos de 10,053 millones de dólares en el 2021 y de 3,119 millones de dólares en el 2022.
En productos tradicionales, el cobre y el oro son los dos principales que el Perú envía a los mercados internacionales; y en lo que respecta a los no tradicionales, los más importantes son los arándanos, las uvas, las paltas, los calamares, los espárragos, mangos, entre otros.
Vemos cómo en las zonas altoandinas más alejadas del país se desarrolla una industria minera que pone en valor los recursos atesorados en las entrañas de las montañas, y en los desiertos de la costa la agroindustria cambia el árido paisaje por grandes extensiones de verdes campos de cultivo, generando miles de puestos de trabajo descentralizado, por citar dos ejemplos de las principales actividades exportadoras del país.
Entonces, nos formulamos la pregunta, ¿cuáles han sido los factores que han impulsado este vertiginoso crecimiento? Al respecto, el director del Centro de Investigación de Economía y Negocios Globales de la Asociación de Exportadores (Cien-Adex), Edgar Vásquez Vela, enumera tres razones.
La primera es las políticas comerciales que se implementaron desde el 2000 y se han mantenido hasta la fecha. “El Perú adoptó una agenda de integración internacional a través de la negociación de los TLC que nos permite tener 22 acuerdos comerciales con 58 países y que cubren el 90% de nuestro comercio internacional”, subraya.
La segunda razón, señala, es “la gran capacidad del empresario exportador peruano, que a pesar de las crisis internacionales, las crisis internas, la falta de competitividad de la economía peruana y las trabas que existen en la burocracia, siempre están con la capacidad de competir en el mundo, de aprovechar las oportunidades que los mercados internacionales presentan”.
El tercer punto, se refiere al contexto internacional favorable, por cuanto la economía mundial mostró un desempeño positivo en el presente siglo, a excepción de las crisis económica internacional del 2009 y de la pandemia del covid-19 en el 2020.
“Eso factores impulsaron la demanda por productos a escala global, beneficiando a toda la cadena exportadora peruana, desde los minerales hasta las manufacturas diversas, pasando por la agroindustria, la pesca y la acuicultura”, destaca.
Señala también que la diversa geografía permite al país tener un potencial de oferta exportable. “El Perú es un país bendito en el sentido del potencial que tiene, pero gran parte del boom exportador que se ha dado, más que por aspectos propios de la naturaleza, ha sido por el esfuerzo, la inversión y la inventiva del empresario exportador”.
Impacto laboral
Las exportaciones generan oportunidades laborales para millones de peruanos, Vásquez explica que el 93% de las unidades exportadoras son micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). “El 2022 superamos las 9.000 empresas exportadoras y nos hemos acercado a aproximadamente 5.000 productos exportados al mundo”, destaca.
Asevera que los envíos al exterior del Perú tienen asociados a ellos más de 4 millones de empleos. “El 2021 cerramos en 4.1 millones de empleos directos, indirectos e inducidos; en el 2022 seguramente nos vamos a acercar a los 4.2 millones”, señala.
Explica que los empleos directos son aquellos en las mismas empresas exportadoras, los indirectos son de las compañías que proveen servicios e insumos a las que exportan, mientras que los inducidos son aquellos generados por el consumo de los trabajadores, en restaurantes, tiendas de ropa, educación, salud.
Enfatiza también que la actividad exportadora contribuye a la formalización laboral y de la economía peruana. “La exportación es una actividad formalizadora por naturaleza, porque el exportador está sujeto a auditorías internacionales, fiscalización de los clientes, con relación al respeto de distintas y condiciones que el mercado exige, sean laborales, de medioambiente, entre otras”.
Por ello, resalta que para ser exportador se debe ser necesariamente una empresa formal, lo cual favorece a la contribución de impuestos directos a la renta, e indirectos como el impuesto general a las ventas (IGV) y el impuesto selectivo al consumo (ISC) por los bienes y servicios que adquiere para su proceso exportador. “Entonces hay un efecto positivo sobre la recaudación cuando la actividad exportadora crece”.
Nuevas generaciones
Vásquez recalca el interés de los jóvenes por las carreras profesionales de comercio exterior, no solo en Adex, sino en otras universidades.
“Cada vez más peruanos y sobre todo los jóvenes en este mundo más globalizado y conectado entienden que sus oportunidades no solo se concentran en el Perú, sino que hay un mundo de oportunidades”, señala.
“El Perú no puede pensar solo en su mercado, porque es muy pequeño, tenemos que salir al mundo y aprovechar los TLC, y eso lo haremos cambiando nuestra cultura, globalizándonos más y aprovechando todas las oportunidades que tenemos a la mano”, puntualiza.
Por su parte, el especialista de prospectiva económica del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan) Alberto Del Águila Alfaro, señala que ante “la existencia de espacios para que el Perú pueda consolidarse en el mercado internacional, y con ello impulsar el desarrollo regional”, es de vital importancia trabajar con los productores y empresas locales para impulsar la conformación de eslabonamientos productivos; factores que ayudarán a impulsar el desarrollo socioeconómico a nivel departamental, provincial y distrital.
Para ello, opina que es necesario “repensar la planificación de distintas actividades económicas en el diseño de políticas y planes que posibiliten un mayor aprovechamiento de las potencialidades en los distintos territorios”.
“Su importancia radica en que pueden ser usados para generar cambios que contribuyan a la mejora en la calidad de vida y condiciones de las personas. Este es el caso de las potencialidades mineras en el sur del Perú, la agroindustria en el norte y centro del país, la actividad pecuaria o acuícola, por citar algunas”, explica.
Vásquez, quien fue titular del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), afirma que si bien la costa se integró a los mercados globales con mayor éxito, la región andina y amazónica que también tienen potencial exportador tienen retos por superar, con innovación, calidad, entre otros.
“Uno de ellos es la falta de infraestructura, la conexión física es bastante más limitada en los Andes y en la zona amazónica, aún más compleja debido a las características de la zona, eso hace que los costos logísticos de traslado de productos a puntos de salida internacional sean muy elevados”, señala.
Comenta que un estudio del Mincetur identificó que el precio de transporte de los agricultores de cebolla de Arequipa al puerto del Callao para exportarla tenía un cargo que llegaban al 50% del costo de producción.
Mirando hacia adelante, el especialista del Ceplan Alberto Del Águila Alfaro destaca las oportunidades para las agroexportaciones peruanas, ante las tendencias mundiales al 2050, donde la seguridad alimentaria será un desafío, por cuanto se prevé que la población mundial aumentará en 2.000 millones, equivalente a una cuarta parte de la actual.
“En consecuencia, la demanda de alimentos crecerá en un 56%, respecto al 2010, razón por la cual se estima que será necesario incrementar en un 60% la producción de alimentos para satisfacer la demanda mundial para el 2050”, subraya.
Asimismo, Vásquez, señala que el comercio exterior del Perú tiene mucho potencial de expansión. “Nosotros hemos aprovechado mínimamente las condiciones de los grandes mercados como Estados Unidos, Europa, China y Japón, entre otros”, enfatiza.
Opina que la producción mundial se desacelera, lo cual afectará a la economía peruana. “No obstante, si logramos resolver en el corto plazo estos problemas de conflictividad interna podríamos observar este año un crecimiento de las exportaciones entre 2% y 5%, dependiendo de las condiciones de la economía global”, puntualiza.
Potencial exportador
Ceplan señala que identificó una serie de productos con potencial exportador que se deben de impulsar con mayor fuerza, principalmente en las siguientes regiones: este es el caso de la kiwicha en Arequipa, Apurímac y Cusco; la tuna en Cusco, Ayacucho, Huancavelica, Arequipa, Apurímac y Áncash; la coca en Puno, Cusco y Apurímac; el orégano en Arequipa, Moquegua y Tacna; la linaza en Huancavelica, La Libertad y Junín; la ciruela en Lambayeque, Tumbes e Ica; los palmitos de pijuayo, en San Martín, Loreto o Ucayali; la pitahaya en Lima, Lambayeque, Amazonas, Ica y La Libertad; el yacón en Amazonas, Cusco, Puno y Pasco.
“También, los camélidos sudamericanos, constituidos por alpacas y llamas, con una población en el sur del Perú que se inserta en la cadena productiva textil confecciones. La producción acuícola de trucha, principalmente en Puno, Cusco, Junín, Pasco, Ayacucho, Cajamarca y Huancavelica. La producción de industria de la madera a partir de las potencialidades forestales en la Amazonía como en Ucayali, entre otros productos, que pueden ayudar a diversificar la capacidad productiva de estas regiones”, detalla el Ceplan.
También se ha determinado que el Perú ya cuenta con ventajas comparativas en las exportaciones de pimientos dulces, frescos o refrigerados; cebollas frescas; arvejas verdes; arándanos, aguaymanto, granada, lúcuma, mango, etcétera; higos frescos; toronjas; manteca de cacao; bulbos de amarilis; productos derivados de la lana de oveja y alpaca; y bebidas alcohólicas como el pisco, entre los principales.
Fuente: El Peruano