COLUMNA DE:
Juan Faustino Escobar

Juan Faustino Escobar

Economista, Gerente General de la consultora Planeamiento & Gestión S.A.C., con estudios de maestría concluidos en Gestión Pública. Formula proyectos, planes de negocios, estrategias y es capacitador en temas de gestión empresarial: planificación estratégica y mercadeo de servicios. Ha realizado servicios para agencias de cooperación internacional, grandes empresas e instituciones públicas por más de 20 años. En ese marco, tiene capacidad para sostener diagnósticos y propuestas al más alto nivel basado en novedosos enfoques, estrategias y herramientas.
12 junio 2025 | 11:01 am Por: Juan Faustino Escobar

Proyectos e inversiones ¿Cuándo se jodio el Perú?

Proyectos e inversiones ¿Cuándo se jodio el Perú?

Las inversiones y proyectos como impulsores del desarrollo sostenible

Las inversiones y los proyectos son herramientas complementarias y fundamentales para impulsar el desarrollo sostenible del país. Para comprender su verdadera importancia e impacto, es esencial analizar los distintos esquemas de formulación y ejecución, las dimensiones territoriales y sectoriales que comprenden, identificar los nodos y componentes del desarrollo, así como contar con información sistematizada sobre sus resultados y lecciones aprendidas.

En ese marco general, continúa pendiente la formulación del mayor proyecto de todos: el “Proyecto Perú”. Los debates en las altas esferas políticas suelen reducirse, en la mayoría de los casos, a discutir si el país debe crecer al 2 % o al 4 %, o si se hacen dos o tres carreteras más, sin abordar a profundidad el modelo de desarrollo nacional

La ausencia de una visión territorial

La discusión sobre proyectos e inversiones está frecuentemente dominada por analistas tradicionales —parciales y recurrentes—, desconectados del territorio y de las urgencias sociales, que no definen con pertinencia lo que realmente requiere el país. En este contexto, la visión de desarrollo territorial, aquella que articula regiones, sectores, sostenibilidad y poblaciones diversas, continúa siendo la gran ausente.

En los últimos meses, mientras distintos gobiernos Latinoamericanos trabajan activamente en la integración logística y comercial de sus infraestructuras para insertarse mejor en el mundo, en el Perú no se dan los pasos requeridos para construir una articulación estratégica derivada del Puerto de Chancay, que debiera fomentar el desarrollo de clústeres y mercados. La presencia marginal del Perú en la reunión China-CELAP no fue una buena señal. Chancay es tan importante que podría marcar un antes y un después en nuestra historia económica.

Modalidades de inversión: una diversidad sin rumbo

Actualmente existen diversas modalidades para formular y ejecutar proyectos: asociaciones público-privadas (APP), ya sean autofinanciadas o cofinanciadas; proyectos en activos de iniciativa pública o privada; obras por impuestos; contratos de gobierno a gobierno; inversión pública bajo el sistema Invierte.pe; inversión privada directa (como en el caso de Chancay); IOARR (Inversiones de Optimización, Ampliación Marginal, Reposición y Rehabilitación); e incluso mecanismos recientes como los proyectos con pasivos contingentes, sobre los cuales el ministro de Economía, Pérez Reyes, deberá brindar mayores precisiones.

No obstante, la clasificación técnica de los proyectos no es suficiente. Es indispensable evaluarlos también desde sus resultados concretos.

Tipología de proyectos fallidos o ineficientes

  • Proyectos fallidos: como el Gasoducto del Sur, que nunca llegó a operar, pero sigue generando gastos millonarios por el resguardo de la infraestructura abandonada.
  • Proyectos lentos: como la ampliación del Aeropuerto Jorge Chávez, que demoró 24 años.
  • Proyectos de la corrupción: casos como Odebrecht, el Club de la Construcción. Cinco presidentes procesados y algunos presos; y parte de la prensa todavía se refiere como “presidente” a uno que otro reo.
  • Proyectos costosos y sin horizonte a la vista: como el Aeropuerto de Cusco.
  • Proyectos en CIADI: como la Línea Amarilla o Majes, con sanciones durísimas de tribunales internacionales.
  • Proyectos Pesadilla: Petro Perú, compra aviones de guerra (de segundo mano), Puentes de acceso al aeropuerto Jorge Chávez.
  • Proyectos congelados: como Río Blanco, Galeno, de masificación del gas, entre otros.
  • Proyectos internacionales de baja sostenibilidad: ejecutados con apoyo del Banco Mundial (BM) o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Además, existen cientos —si no miles— de proyectos que, aun habiéndose ejecutado, presentan serias deficiencias en sus fases de operación y mantenimiento, lo que limita severamente la prestación de servicios.

Caso especial: el sector agrario

En el sector agrario, urge evaluar el estado actual de las obras de riego realizadas: ¿Se están cumpliendo las metas previstas o han decaído? ¿Es posible optimizar el uso del agua sustituyendo tecnologías obsoletas como el riego por inundación? Igualmente, deberían evaluarse los proyectos ejecutados por gobiernos distritales y provinciales para medir su eficacia y sostenibilidad. Mucho tememos que los resultados serían desalentadores.

Hacia un nuevo modelo de gestión

Es necesario avanzar hacia nuevos modelos de gestión. No es aceptable que los proyectos ejecutados bajo la modalidad de gobierno a gobierno cuesten tres o cuatro veces más que si se ejecutaran bajo esquemas nacionales. Debe mejorarse la normativa interna, en lugar de resignarse a pagar más por resultados ineficientes, con subcontratación a empresas peruanas en condiciones desventajosas.

Tampoco es correcto que, en los proyectos APP cofinanciados, sea el Estado quien adelante recursos, garantice inversiones y asuma los riesgos, y que además se estipule que, si no se alcanzan las metas previstas, sea el Estado quien absorba las pérdidas.

Por definición, un proyecto debe generar un retorno aceptable. En esa línea, sería necesario conocer si proyectos como Majes, Chavimochic I y II, y Olmos han alcanzado los retornos esperados. A juzgar por Majes I, todo indica que no. En teoría, un proyecto se formula para resolver problemas; en nuestro caso, muchas veces no es así.

No olvidemos que en el tránsito del esquema SNIP a Invierte.pe se quedaron miles y miles de proyectos sin ejecutar en los estantes del MEF.

Pregunta crítica: ¿Cuándo se jodió el Perú?

Hace falta un mínimo de criterio técnico y amor propio. Los proyectos de inversión fallidos deben formar parte del análisis al enfrentarnos a la pregunta crítica: ¿Cuándo se jodió el Perú?

Hay proyectos necesarios para el país que no coinciden con los tiempos o intereses del sector privado. En ese sentido, el Estado debe fortalecer su acción promotora e intervenir con decisión mediante estrategias adecuadas en sectores como el turismo, la forestería, la acuicultura, la biodiversidad, la inteligencia artificial, sin olvidar la gran tarea de poner en valor activos culturales como Caral, Wari, Nazca, Chavín, Kuelap, entre otros.

Conceptos e ideas que considerar en los futuros proyectos

  • Incorporar la visión de desarrollo territorial como eje transversal en todo el ciclo de vida de los proyectos.
  • Fortalecer los sistemas de evaluación ex post, con indicadores de impacto social, económico y ambiental.
  • Promover la transparencia activa y la rendición de cuentas en todos los niveles de gobierno.
  • Impulsar esquemas de cogestión público-comunitaria, especialmente en territorios rurales y amazónicos.
  • Mejorar la articulación entre niveles de gobierno, evitando duplicidades o vacíos de ejecución.
  • Asegurar el financiamiento para el mantenimiento como parte obligatoria de la inversión total.
  • Responsabilidad ambiental: inclusión de planes de mitigación ambiciosos, como la reforestación. (Conviene revisar los compromisos ambientales asumidos por las empresas y su cumplimiento).
  • Fomentar esquemas de ayuda mutua y colaboración a través de núcleos ejecutores, reactivando el músculo social de las comunidades de base.

Conclusión

Solo con una mirada integral, orientada al territorio, centrada en resultados y con una participación ciudadana efectiva, los proyectos e inversiones podrán realmente contribuir al cierre de brechas y a la construcción de un país más equitativo, productivo y resiliente.

El “Proyecto Perú” no puede seguir siendo un enunciado vacío. Necesitamos voluntad política, visión estratégica y compromiso colectivo para convertirlo en realidad. En esa tarea, urge reconceptualizar todo el sistema de inversión en el Perú.