La explotación de minerales representa el 60% de las exportaciones totales del país
Por Raúl Yaipén Carranza
Lima, 23 Junio (Agraria.pe) En los últimos días, las exigencias Aymaras, en el departamento de Puno, vuelve a ser un tema de preocupación nacional.
La comunidad Aymara exige que se eliminen todas las concesiones mineras en aras de proteger la agricultura y la biodiversidad de la región, según indicó su principal dirigente político Walter Aduviri, este conflicto nos lleva a plantear la pregunta de fondo ¿Se puede tener un Perú no extractivo?
“Si bien es cierto, el sector agrícola del país se caracteriza por tener una gran diversidad, pero es esta misma característica la que complica el diseño y puesta en marcha de políticas públicas para el sector que permitirían llegar a una agricultura post extractiva”, así lo indicó Martín Scurrah, experto del Centro de Estudios Sociales CEPES, en el libro Transiciones post extractivismo y al extractivismo en el Perú, en un capitulo denominado: “Políticas agrarias para un Perú post extractivista”.
El mal manejo de los recursos energéticos, minerales, petroleros y de los hidrocarburos, sumados a los efectos del cambio climático, la fabricación de biocombustibles con productos como la caña, el maíz; entre otros. Nos está llevando a un problema de agotamiento de los recursos naturales renovables y no renovables, concentrándose en los segundos, indicó el especialista.
Estas afirmaciones toman importancia en un país como el Perú que depende de la explotación de minerales, que representan el 60% de las exportaciones totales, sin embargo -como indicó el especialista- también existe una preocupación por el agotamiento y desaparición de los recursos naturales renovables (flora, fauna silvestre y los recursos que forman parte de la agro biodiversidad del país) y la pérdida de la diversidad genética como consecuencia de los cambios en los ecosistemas.
Recursos no renovables – Boom Minero
“Por otro lado el aumento de las concesiones mineras y los anuncios de mayores inversiones de explotación minera, ha generado un crecimiento desenfrenado en las áreas concesionadas, amenazando las áreas naturales protegidas, los territorios indígenas y campesinas, generando un alto grado de incertidumbre”.
Para Martín Scurrah las tendencias extractivas actuales favorecen una agricultura de monocultivo corporativa y de mayor escala en la costa (un mal que –según el libro- se arraiga desde la reforma agraria con el Gral. Velasco Alvarado), aumentando la vulnerabilidad de la pequeña agricultura o también llamada de subsistencia, afectando la biodiversidad, la oferta alimentaria y la capacidad de adaptación de la agricultura hacia los efectos del cambio climático.
Estrategias y políticas agrarias para un Perú post extractivista
Ante nuestra pregunta inicial: ¿Se puede tener un Perú no extractivo? El especialista -según la publicación- nos responde de manera afirmativa, considerando que para llegar ser un país post extractivista tendríamos que ser sostenibles y sólidos, lo que implicaría generar políticas de respeto y defensa de la naturaleza, especialmente de la agrobiodiversidad como patrimonio natural.
Para ello la agricultura tendría que asegurar un nivel mínimo de seguridad alimentaria a la población nacional, sin llegar a eliminar el intercambio internacional de alimentos, promocionando la diversidad y variedad productiva del país.
Otro factor importante, para el especialista, sería fomentar la producción y productividad agraria, maximizando y diversificando la oferta alimenticia para satisfacer las necesidades y la demanda nacional.
Scurrah considera también que se deberían orientar las políticas publicas hacia el sector agrario, aumentando los niveles de igualdad y equidad en el país, tanto en los productores como entre los consumidores, disminuyendo las actuales diferencias de los niveles de vida entre las regiones naturales y entre las áreas urbanas y rurales.
Asimismo, el especialista propone “sincerar” los costos mediante la eliminación o minimización de los subsidios, que actualmente favorecen a la agricultura corporativa de la costa orientada a la importación y exportación.
“Se tienen que buscar tener una agricultura económicamente independiente y competitiva que contribuya a los ingresos fiscales, generando empleo e ingresos equitativos y contribuya a llenar el vacío dejado por el decrecimiento progresivo de las industrias extractivas”, concluyó Scurrah.