(Agraria.pe) La temporada 2024-2025 de exportación frutícola en Chile para las cerezas y las uvas de mesa ha estado marcada por el desplome de precios, competencia externa feroz y una logística internacional que juega en contra.
"En el caso de las cerezas, Chile creció un 50% su volumen exportado, pero los precios cayeron cerca de -33%. Pasamos de un valor FOB promedio de US$ 30 a menos de US$ 20 por caja. Esto afectó directamente los ingresos de los productores, especialmente aquellos con cosechas tardías. Además, el incidente del buque de Maersk que transportaba fruta hacia China provocó pérdidas significativas: la carga no fue autorizada para su venta en ese país, lo que obligó a su destrucción", comenta Nicolás Michelini, gerente comercial de Quelen Fruit.
La dependencia del mercado chino (destino del 90% de las cerezas chilenas) quedó en evidencia, y ahora la industria busca diversificar mercados, apuntando a Estados Unidos, Brasil y Europa. Pero esta transición no es inmediata. "China es el motor de la industria de la cereza chilena. Por eso, asegurar la calidad del producto, evitar fruta blanda, de bajos grados Brix y enfocarse en la producción de calibres mayores (desde 26 mm en adelante) son medidas esenciales para recuperar competitividad", aclara Michelini.
En cuanto a proyecciones para la temporada que viene, Michelini advierte que "la industria no mantendrá el ritmo de crecimiento del 25% anual visto en la última década". "Este año vamos a crecer, pero no a ese ritmo. El clima y la calidad marcarán la pauta de lo que podamos exportar".
Despachos de uva crecieron 5% en volumen
Respecto a las uvas de mesa, Michelini explica que "la temporada que recién termina también fue dura, Chile exportó un 5% más de uva, pero Perú aumentó sus envíos globales un 32%. Estados Unidos, principal destino de la uva chilena, recibió un 47% más de uva peruana que el año anterior, lo que explica en parte almacenamientos prolongados en destino para la fruta chilena, necesidad de repack y pérdidas de fruta por sobreestadía. La crisis portuaria en Estados Unidos a mediados de enero también llevó a la especulación con el manejo de inventarios, lo que contribuyó a esta situación".
"La presión de precios por el alto volumen disponible, el alza en los valores de fletes marítimos (vs. temporada anterior), mayores costos de almacenaje en destino, junto al arancel del 10% para ingresar a Estados Unidos, han recortado aún más los retornos para los productores chilenos", detalla Michelini.
"Como estrategia en uvas, apostamos por las ventanas tardías de cosecha, el uso de variedades demandadas como Autumn Crisp y Sweet Globe, y una mayor inversión en capacidad de embalar formatos de consumo final desde origen (como clamshells y bolsas), lo que permitirá reducir costos de reempaque y mejorar el acceso al retail americano y europeo. En términos generales, ampliar la canasta de productos (cerezas, uvas, cítricos y nueces), sumando a las especies que ya se exportan, como arándano desde Perú, con nuestro campo de 400 hectáreas, de las cuales ya 200 están en marcha, con una cosecha inicial proyectada de 3 millones de kilos exportados".
El futuro inmediato exige ajustes estratégicos. La competencia no es solo interna —entre exportadoras chilenas— sino también regional, con Perú presionando con fuerza. "La estabilidad dependerá de adaptarse al mercado: elegir variedades correctas, aumentar productividad y avanzar en formatos que den acceso directo al consumidor final", concluye Michelini.
Fuente: Portal Frutícola