La chirimoya, que tanto nos gusta, puede resultar empalagosa para un europeo, pero deliciosa para un chino. El factor cultural es básico para acometer comercialmente en este mercado gigante. Igualmente hay que considerar tendencias generacionales y nuevas preocupaciones de una sociedad en proceso de cambio.
(Agraria.pe) Desde su despertar económico, China se ha convertido en el nuevo gran objetivo del futuro para muchos sectores productivos. Uno de ellos es sin duda el de la agroexportación peruana que, ante mercados que pueden estar ya alcanzando su punto de maduración como Europa, tienen necesariamente que hacer un ejercicio de prospectiva sobre nuevos destinos con potencial. Y ahí, el gigante asiático es el que más atención capta.
Para estar a la altura del reto sin embargo hay que estar atento a varios factores. Dante Poggi, director de Promoción y Articulación de Sierra y Selva Exportadora, compartió algunas señales a las que hay que estar atentos cuando se mira hacia dicho horizonte.
Futuro de retos y oportunidades
En un ejercicio de prospección, el ejecutivo propone que hacia el año 2030 se estima que China contará con 1.8 billones de consumidores a quienes se podrá alcanzar con una sola lengua, constituyéndose en el mercado más grande del mundo.
Será, apunta, un entorno donde el cliente final estará muy consciente de la alimentación saludable y habrá alta demanda de productos importados, siempre con la seguridad alimentaria como prioridad número uno. Además, la presencia en línea es clave para acceder a toda la información disponible del producto.
Otro segmento que ha identificado es la preocupación por la obesidad y la salud, una línea ya prevista para el año 2020 y que se enfocará especialmente en el cuidado de los niños y adolescentes. El público para alcanzar este objetivo, dice, serán las madres de familia y los especialistas de la salud. Será un ámbito donde prevalezcan los productos que garanticen un bajo nivel de carbohidratos, prácticamente sin azúcar, con buena dotación de fibra y vitaminas. Para ello, Poggi recomienda acompañar los despachos no solo de la necesaria información en Internet sino de estudios clínicos de respaldo.
Igual atención debe captar el mercado de profesionales jóvenes, el cual, a diferencia de las generaciones anteriores, no tiene problemas en consumir café y no exclusivamente el tradicional té. Ellos también buscarán alimentos bajos en grasa y energéticos, además que, gracias a un nivel de vida holgado, no tendrán inconvenientes con pagar más por estos productos de calidad.
En este marco, no puede dejarse de lado a la generación de salud aspiracional de entre 40 a 50 años, también de altos ingresos, que igualmente busca alimentos saludables, preferentemente orgánicos, y que tiene en consideración factores como el comercio justo.
Luego, la generación que puede denominarse como “tradicionalistas”, es decir aquella que comprende a las personas de más de 50 años, también debe ser atendida en sus peculiaridades, especialmente con factores que no siempre se consideran como el simbolismo que le da a la comida.
Finalmente, el vocero de Sierra y Selva Exportadora destaca a la Generación Z, los nacidos en el nuevo milenio, quienes buscarán alimentos listos para consumir, muchos de ellos con un perfil vegano, nutricionales y preocupados por el ambiente, aunque no por ello dejarán de ser individualistas.
A todo esto hay que agregarle el siempre crucial factor cultural que el especialista grafica con un ejemplo: “Colombia hace más de 20 años exporta sus granadillas a Europa, pero sus exportaciones no crecen mucho. Me di cuenta entonces en una feria reciente que había europeos que probaban la granadilla pero les resultaba muy dulce, no les gustaba…y lo mismo con la chirimoya, era muy empalagosa. Pero a los chinos sí les gustaba mucho; el paladar de los asiáticos acepta productos más dulces que los europeos, eso es algo de inteligencia comercial que debemos saber para entender qué quiere el mercado y así saber qué venderle”.