(Agraria.pe) El 40% de la producción de alimentos en el Perú se pierde cada año debido al impacto de plagas y enfermedades, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y afectando a miles de familias que dependen de la agricultura.
Ante esta problemática, el director ejecutivo de Cultivida, Rubén Carrasco, dijo que cultivos esenciales para la economía nacional y el consumo diario, como el banano, café, papa, arroz, frutales y hortalizas, se ven severamente afectados por la proliferación de plagas como el Fusarium Raza 4 Tropical (que devasta las plantaciones de banano), Roya del cafeto (que afecta la producción de café), así como diversas enfermedades y plagas que amenazan cultivos clave como papa, arroz y hortalizas.
Estas pérdidas impactan directamente en la economía de las familias rurales y limitan el acceso de la población a productos básicos, elevando los precios en los mercados y complicando la estabilidad de la cadena agroalimentaria.
Escasez de agua y agroquímicos ilegales agravan la crisis
Rubén Carrasco dijo que el cambio climático también está intensificando esta situación, especialmente en las regiones del norte del país, donde la escasez de agua afecta las campañas agrícolas de arroz, frutales y hortalizas. A esto se suma el riesgo del uso de agroquímicos ilegales y adulterados, que deterioran los cultivos, contaminan el medio ambiente y ponen en peligro la salud pública.
Cultivida reconoce y felicita a las instituciones que están liderando la lucha contra el comercio ilegal de agroquímicos, entre ellas el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), Ministerio de la Producción (Produce), SUNAT y Aduanas, Policía Nacional del Perú (PNP), Sociedad Nacional de Industrias (SNI).
El director ejecutivo de Cultivida señaló que su representada reafirma el compromiso con la seguridad alimentaria del país.
En ese sentido, indicó que para mitigar estas pérdidas y garantizar el acceso a alimentos saludables se necesita aumentar en un 50% la producción agrícola mediante la innovación tecnológica; así como fortalecer las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y el Manejo Integrado de Plagas (MIP).
Además, se debe capacitar a más agricultores y técnicos especializados para mejorar la eficiencia en la agricultura familiar. También redoblar esfuerzos en la lucha contra el comercio ilegal de agroquímicos, promoviendo el uso responsable de productos seguros para el cultivo.