(Agraria.pe) En el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), de la mano del Museo de Sitio de Pachacámac, están trabajando para dar solución a este problema. El camino que están explorando es la semilla de una planta andina: el tarwi.
Juan Carlos Rodríguez, director del Centro de Investigación y Conservación de UTEC, señaló que el uso de estas semillas para un fin similar es tradicional en comunidades de distintos puntos del país.
Explica que es costumbre que al lavar las semillas para que sirvan de alimento, conservan el agua. Este líquido sirve para untar el mobiliario de madera.
Precisó que las sustancias que se eliminan de las semillas cuando son enjuagadas son las que desagradan a los insectos.
En el caso de la colección de mates del Museo de Pachacámac, sus piezas atraen a un tipo de escarabajo al que los residuos del tarwi incomoda.
Un dato más para tener en cuenta es que el compuesto a partir de esta semilla no afecta a los bienes patrimoniales como sí lo hacen los insecticidas químicos.
Necesidades y usos
Juan Carlos Rodríguez, director del Centro de Investigación y Conservación de UTEC, indicó que para conservar un bien arqueológico de origen orgánico hay varias alternativas. Sin embargo, se debe tomar en cuenta las características de cada material.
Puso el ejemplo de los mates burilados que quieren proteger con un producto generado de la semilla del tarwi. Indicó que otras piezas arqueológicas tienen diferentes amenazas, por lo que este compuesto en proceso de desarrollo no serviría.
Sin embargo, un dato que resalta es que el tarwi se ha usado tradicionalmente para el cuidado de la madera, pero sin saber la medida exacta.
Su meta es conseguir una medida que no provoque sobredosis y que, por otro lado, tenga lo justo. El objetivo es que lo logrado también pueda servir para ser comercializado para el uso doméstico. Esto traería trabajo para más peruanos.
El uso de las semillas de Tarwi para proteger la madera tiene varias generacones en el ande.
Fuente: El Peruano