(Agraria.pe) La Asociación de Ganaderos de Lima solicitó al titular del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), Vladimir Cuno Salcedo, la derogatoria de la Resolución Ministerial 343-2025-Midagri, que aprueba los “Lineamientos para la adquisición, producción y difusión de material genético y reproductores de ganado vacuno”.
La Asociación de Ganaderos de Lima señala que no existe evidencia científica que confirme que el componente genético bovino sea la causa única y exclusiva de un síndrome multifactorial como el mal de altura.
Del mismo modo, dijo, no hay datos epidemiológicos oficiales que demuestren una mortalidad significativa y concluyente atribuible al mal de altura, asociada a dicho componente genético, que sustente la propuesta de la R.M. 343-2025-Midagri en las regiones andinas ubicadas por encima de los 2 800 m s. n. m.
Asimismo, señala que en el ámbito científico internacional tampoco existe prueba alguna que demuestre que la prohibición o el desuso de material genético bovino elimine el problema del mal de altura tal como lo pretende la RM.
De igual forma, indica que no se dispone de una metodología validada que haya demostrado su eficacia en el control del mal de altura según los planteamientos de la R. M. 343-2025-Midagri, ni de una métrica que permita estimar la supuesta mejora que generaría su implementación.
“Uno de los sustentos que hizo la DGDG es que hay un gasto significativo en genética por los Gobiernos Locales y Regionales indicando que no ha tenido efecto positivo en las regiones altoandinas donde se hizo el gasto, sin embargo, como indicamos en el párrafo anterior los resultados indican lo contrario, además indicaron
que no tienen conocimiento del tipo de material genético por razas adquiridas, lo que demuestra una falta de sustento técnico en las razones que dieron lugar a la R.M.”, señala el gremio ganadero.
Agrega que las restricciones impuestas arbitrariamente mediante la prueba de presión arterial pulmonar (PAP) no permiten diferenciar si la afectación observada se debe a temperatura, altitud, enfermedad respiratoria bovina, desnutrición, desequilibrio hídrico, infección viral, parasitación, manejo inadecuado u otros factores. Esto conduce a falsos positivos, pues la metodología planteada es incapaz de distinguir entre estas causas, lo que evidencia un desconocimiento completo de la naturaleza fisiológica del mal de altura y de la necesidad de actuar sobre todos los factores que conforman este síndrome multifactorial.
Asimismo, indica que el umbral de 40 mHg resulta fisiológicamente contradictorio, dado que investigadores reconocidos proponen valores distintos según la altitud. “Basarse en dicho nivel, tal como lo establece la RM, generaría falsos positivos y llevaría a descartar de manera errónea animales sanos. Las pérdidas económicas para los ganaderos derivadas de la eliminación injustificada de estos animales serían considerablemente significativas”.
Aún más grave, señala, es que la restricción del uso de material genético limitaría el acceso a opciones integrales y científicamente validadas mediante métodos ampliamente aceptados en todo el mundo. Esto impediría el desarrollo sostenido de miles de ganaderos en el país, quienes hasta la fecha han avanzado gracias al uso de genética de vanguardia. “Restringir estas herramientas equivale a rechazar los progresos más innovadores del momento, cerrar la puerta al intercambio global y privar al sector de herramientas fundamentales como la genómica, entre muchas otras tecnologías implícitas en la genética moderna que continúan impulsando el crecimiento del sector ganadero nacional”.
Al respecto, la Asociación de Ganaderos de Lima, manifestó que las restricciones impuestas sin sustento violan los preceptos Constitucionales establecidos en los Artículos 61° en que el Estado facilita y vigila la libre competencia y el Artículo 88° en el Estado apoya preferentemente el Desarrollo Agrario, sin embargo, con los lineamientos de la R.M. lo único que hace es restringir la competencia y retroceder en el mejoramiento genético que hasta la fecha se ha demostrado que ha sido económicamente beneficioso para los productores pecuarios.