(Agraria.pe) España lidera en la Unión Europea (UE) los rankings tanto de producción ecológica como de transgénica. No obstante, en los últimos años la superficie dedicada a ambas producciones ha evolucionado de manera diferente.
La superficie agrícola cultivada con variedades transgénicas en España descendió en 2019 por cuarto año consecutivo. Según datos oficiales del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, los transgénicos ocuparon en 2019 en el conjunto de España un total de 109.126 hectáreas, mientras que en 2018 la extensión había sido de 115.246 hectáreas; en 2017 fue de 124.227 hectáreas y en 2016 -cuando alcanzó su máximo histórico- fue de 129.081 hectáreas.
De forma paralela, en este periodo se registra un notable crecimiento de la superficie agrícola dedicada a la producción ecológica. En 2019 la superficie agrícola certificada como ecológica en el conjunto de España fue de 2.354.916 hectáreas; en 2018 la extensión fue de 2.246.475 hectáreas; en 2017, de 2.082.173 hectáreas y en 2016 había marcado un total de 2.018.802 hectáreas.
Aunque España es líder europeo en cuanto a la superficie total dedicada a cultivos de producción ecológica, por delante de Italia y Francia, se debe recordar que los países europeos en los que se consumen más productos ecológicos son Alemania, Francia y Reino Unido (España se ubica en la posición número 8).
Controles y oposición en la UE
La gran mayoría de países de la Unión Europea y la propia Comisión Europea han optado en los últimos años por potenciar la producción ecológica y mantener controles normativos muy restrictivos para la autorización de nuevas variedades transgénicas. Esta apuesta europea está motivada en buena parte por la percepción social negativa respecto a los transgénicos, alentada por diversos grupos ecologistas.
En Estados Unidos, Brasil o Argentina, los países con mayor superficie dedicada a cultivos de variedades transgénicas –según datos de Antama 71.5; 52.8 y 24 millones de hectáreas, respectivamente–, por poner algunos ejemplos completamente diferentes al de la Unión Europea, los transgénicos se han implantado a gran escala sin apenas despertar rechazo social. En estos casos, su rápida implantación ha sido posible por la acción de gobiernos que no han visto ninguna amenaza en este tipo de productos, así como por el peso en estos países de grandes empresas promotoras de este tipo de variedades.
Fuente: lavanguardia.com