(Agraria.pe) Cada vez es más preocupante el declive en la población de insectos y polinizadores, que se enfrentan ya durante décadas a la polución por pesticidas y a la contaminación lumínica. De hecho, se habla de que el 75% de las especies de insectos en Europa pueden estar literalmente en peligro, como señala Joaquín Baixeras, del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva; algo que se torna especialmente alarmante para el caso de la producción agrícola, en la que los polinizadores juegan un papel fundamental.
“Los polinizadores tienen un impacto directo en nuestra agricultura, puesto que son un vector necesario para que se produzca la reproducción de muchas de las plantas útiles y consecuentemente tienen una enorme importancia económica. Pero es un error pensar que es posible revertir la situación ocupándose simplemente de los polinizadores útiles para la agricultura, pues constituyen una red complejísima de relaciones en la naturaleza que apenas hemos comenzado a entender”, sostiene.
“Los seres humanos hemos invadido la mayor parte de los ecosistemas, hemos favorecido a unas plantas frente a otras (las llamamos cultivos), y a unos animales frente a otros (los llamamos ganado o hasta animales de compañía). Si hay más de un millón de especies de insectos, no podemos pretender que ninguna de ellas entre en conflicto de intereses con nuestra especie, es un problema estadístico. En realidad, solo una mínima proporción afecta negativamente al ser humano. Pero el ser humano es un animal extremadamente capaz e implacable. Intentar competir o compartir hábitat con el ser humano es una apuesta extremadamente arriesgada. Hemos desarrollado multitud de estrategias para deshacernos de nuestros competidores y esas estrategias no son en absoluto limpias ni especializadas, afectan a muchas especies independientemente de si son seres perjudiciales o no para nosotros”, agrega.
Y a esta situación dijo, hay que añadir la magnitud de la amenaza que representa para los insectos el cambio climático. “A principios de los años 1990 ya existía un claro interés por la conservación de los insectos, pero la comunidad científica no recogía el cambio climático como una amenaza seria, tampoco detectaba un declive generalizado. El problema de la conservación se restringía a especies y hábitats prioritarios. Hoy en día va creciendo el consenso sobre el descenso de las poblaciones de insectos: las evidencias son claras. Podemos debatir sobre el alcance del problema, sus derivadas o sobre la contribución de los diferentes aspectos que antes hemos mencionado, pero no podemos negar que hay un problema. La conservación de los insectos es ya un problema tan grave como el de cualquier otro grupo animal”.
Fuente: levante-emv.com