(Agraria.pe) El mercado internacional de la aceituna de mesa y sus derivados afronta este año una etapa de marcada volatilidad y cambios estratégicos, una coyuntura que abre oportunidades para Perú como exportador emergente del hemisferio sur. Según información de la consultora Fresh Fruit, resulta fundamental que el país aproveche este contexto con una estrategia centrada en el valor agregado y la gestión de riesgos.
A nivel mundial, España continúa liderando el sector con una producción que representa en promedio el 62% de la Unión Europea y el 17% del total global. Junto a España, Turquía, Egipto, Grecia y Marruecos figuran entre los principales actores del mercado, mientras que Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil y Canadá destacan como los principales destinos de importación.
La dinámica de precios ha sido especialmente volátil: tras dos años de bajas, la campaña 2024/2025 registró un repunte de la oferta global de aceite de oliva, lo que provocó una corrección abrupta de precios internacionales, con caídas superiores al 50%. Esta moderación afectó también a la Unión Europea, donde las exportaciones de aceite y aceitunas disminuyeron un 15% en valor entre enero y junio de 2025, pese a un aumento del 18% en volumen, como consecuencia de una reducción del 27% en los precios respecto al máximo alcanzado el año anterior, según la fuente.
Los líderes del sector apuestan por la eficiencia y la diversificación. España, con predominio de las variedades Hojiblanca (46%) y Manzanilla (36%), exporta más del 65% de su producción a más de 160 países, aunque enfrenta obstáculos como los aranceles antidumping y antisubvención en Estados Unidos, que tras un reciente acuerdo se mantienen en tasas de hasta el 46% o alrededor del 29% para empresas con reducciones negociadas. Turquía, por su parte, logró un récord de exportaciones por US$ 255 millones en la campaña 2024/2025, consolidando su presencia en mercados como Australia con una participación cercana al 20%.
En este entorno, el régimen arancelario estadounidense es determinante: mientras la Unión Europea afronta un arancel del 15% y Túnez del 25%, exportadores como Turquía y Perú disfrutan de tasas más competitivas, cercanas al 10%, lo que representa una ventaja significativa para los productores peruanos, de acuerdo con la consultora.
Perú
El modelo peruano se caracteriza por la especialización en aceituna de mesa y su complementariedad estacional respecto al Mediterráneo. La producción nacional se concentra principalmente en Tacna, especialmente en La Yarada Los Palos, que agrupa cerca del 86% de las 45.000 hectáreas cultivadas en el país. Aproximadamente el 90% de la producción se destina a la aceituna de mesa, con predominio de la variedad Botija, aunque se avanza en la incorporación de Manzanilla y Hojiblanca, ambas de alta demanda internacional.
El desempeño sectorial en 2025 ha sido sobresaliente: hasta septiembre se exportaron 38.939 toneladas por un valor de US$ 72 millones, lo que supone un incremento del 89% en volumen y del 58% en valor respecto al año anterior. Esta tendencia confirma el potencial exportador peruano, pero también evidencia desafíos estructurales, como la alta dependencia del canal mayorista y de marcas privadas, que limita los márgenes de ganancia. Además, los productores enfrentan bajos precios en origen debido a la intermediación, que concentra buena parte del valor agregado.
Fresh Fruit advierte sobre amenazas como la vulnerabilidad climática —por la dependencia del riego en zonas áridas como Tacna—, la competencia en precios ante la recuperación mediterránea y los riesgos fitosanitarios, en especial la mosca del Mediterráneo, que obliga a cumplir estrictos límites máximos de residuos (MRL) exigidos por mercados como la Unión Europea y Estados Unidos.
Para asegurar un crecimiento sostenible, la consultora recomienda implementar una estrategia dual que combine el mantenimiento del volumen exportado con el aumento del valor agregado. Es vital diversificar las variedades —acelerando la adopción de Manzanilla y Hojiblanca— y atender nichos específicos, como el mercado mexicano. Igualmente, se requiere invertir en certificaciones de calidad y trazabilidad, desarrollar una Denominación de Origen Protegida (DOP) y sellos orgánicos, así como fortalecer el control fitosanitario mediante las Normas Técnicas Peruanas (NTP) promovidas por Inacal.
En logística, subraya la urgencia de mejorar la cadena de frío, almacenamiento e infraestructura para el escalamiento del aceite embotellado premium y diversificar los formatos de empaque con alternativas como el bag-in-box para el canal foodservice.
Finalmente, la integración de productores en cooperativas y alianzas con exportadores permitiría capturar mayores márgenes y reducir la dependencia de intermediarios, mientras que la sostenibilidad hídrica debe convertirse en prioridad, impulsando tecnologías de riego eficiente que fortalezcan la resiliencia productiva.
El sector olivícola peruano tiene, en suma, la oportunidad de transformar su ventaja estacional en competitiva basada en la diferenciación, la calidad sensorial y la consistencia en los mercados internacionales, concluye.