11 julio 2025 | 10:04 am Por: José Carlos León Carrasco | jcleon@agraria.pe

Señaló el ex  ministro de Agricultura, y actual presidente del Instituto Crecer, Juan Manuel Benites Ramos

“Si logramos alinear la inversión social minera con las cadenas de valor del agro, podemos transformar zonas de exclusión en verdaderos ecosistemas productivos”

“Si logramos alinear la inversión social minera con las cadenas de valor del agro, podemos transformar zonas de exclusión en verdaderos ecosistemas productivos”
La minería puede cumplir un rol muy importante en la promoción de tecnología e innovación en la agricultura, sobre todo cuando muchas veces la minería es la única actividad en zonas alejadas que cuenta con conectividad, con sistemas de monitoreo, con capacidades técnicas que podrían beneficiar también al agro.

(Agraria.pe) Aunque a menudo, la minería y la agricultura se presentan como actividades conflictivas, sí pueden convivir juntas. La clave para una coexistencia exitosa reside en la planificación cuidadosa, la gestión sostenible de los recursos y la implementación de medidas para mitigar los impactos.

Agraria.pe conversó con el ex ministro de Agricultura, y actual presidente del Instituto Crecer, Juan Manuel Benites Ramos, quien indicó que la convivencia de ambas actividades no solo es posible, sino que se debe impulsar con urgencia.

“El agro y la minería comparten territorio, comparten comunidades, y también comparten muchas veces la necesidad de mejores servicios, conectividad, agua, infraestructura. Pero seguimos viendo estos sectores como si fueran enemigos naturales, cuando en realidad pueden ser aliados estratégicos”, sostuvo.

En su opinión, lo que se necesita es dejar de planificar desde Lima o desde oficinas cerradas, y empezar a hacerlo con los pies en el territorio, escuchando a los actores locales, entendiendo qué se puede producir, qué infraestructura falta, y cómo se pueden sumar esfuerzos.

“Si logramos sentar en la misma mesa a las empresas mineras, a los agricultores, a los gobiernos locales y al Estado, y construimos una hoja de ruta común, el impacto puede ser muy potente. Pero eso no se logra con discursos, sino con acciones concretas y una visión compartida de largo plazo”, manifestó.

En cuanto a los desafíos y oportunidades para fomentar sinergias entre ambas actividades, dijo que el principal obstáculo es la forma en que seguimos organizando el Estado. Indicó que cada sector toma decisiones por su cuenta, sin mirar lo que pasa alrededor, lo que termina generando duplicidades, conflictos, y muchas oportunidades perdidas; sin embargo, si miramos bien, el Perú tiene todo para construir una historia diferente.

Benites Ramos señaló que, por un lado, la agricultura ya no es solo un sector tradicional. Hoy exportamos más de US$ 12.000 millones al año en productos agrícolas, y eso no es casualidad. Hay esfuerzo, tecnología, innovación y compromiso detrás. Por otro lado, indicó que la minería tiene capacidad de financiamiento, tecnología, experiencia en grandes proyectos. “Si sumamos esas fortalezas en un mismo territorio, si ordenamos bien el uso del suelo y priorizamos la inversión pública en función del potencial productivo, podemos generar emporios de desarrollo que cambien la vida de miles de familias rurales”.

El presidente del Instituto Crecer, destacó que la minería puede cumplir un rol muy importante en la promoción de tecnología e innovación en la agricultura, sobre todo cuando muchas veces la minería es la única actividad en zonas alejadas que cuenta con conectividad, con sistemas de monitoreo, con capacidades técnicas que podrían beneficiar también al agro. “Si pensamos estratégicamente, podemos usar esa misma infraestructura para que los productores agrícolas accedan a riego eficiente, a información de mercado, a asistencia técnica digitalizada. Y eso cambia radicalmente su productividad”.

Agregó que la minería puede ayudar a acercar el mercado a los territorios, a través de compras locales, encadenamientos productivos, apoyo a certificaciones. “Si se trabaja bien, no se trata solo de que la minería ‘ayude’ al agro, sino de que juntos generen valor compartido. Y cuando ese valor queda en el territorio, mejora la calidad de vida, reduce conflictos y fortalece la cohesión social”.

Para que ambas industrias operen de forma responsable y con sostenibilidad ambiental, destacó que primero hay que entender que los recursos naturales no son infinitos. Agua, suelo, biodiversidad, todo eso hay que cuidarlo, y cuidarlo bien. Tanto el agro como la minería tienen impactos, y la diferencia entre un desarrollo sostenible y uno destructivo está en cómo gestionamos esos impactos.

Eso implica tener reglas claras, monitoreo ambiental con participación ciudadana, información transparente y sobre todo voluntad de hacer las cosas bien. También implica invertir en soluciones basadas en la naturaleza, en restauración de ecosistemas, en adaptación al cambio climático. “Lo que hagamos hoy va a determinar si las próximas generaciones tendrán un territorio productivo o uno degradado. Por eso no es un tema técnico y es un tema ético”.

Sobre el futuro del agro y la minería en el desarrollo del país, manifestó que ve un enorme potencial en ambas actividades. La minería seguirá siendo clave para nuestra economía, sobre todo por los minerales que el mundo necesita para transitar hacia energías más limpias. Y el agro tiene todo para convertirse en el gran motor de desarrollo inclusivo del Perú, generando empleo, arraigo, exportaciones e identidad.

Sin embargo, dijo que para que ese futuro se cumpla, tenemos que salir del cortoplacismo. No se trata solo de crecer, sino de crecer con sentido de largo plazo. Con reglas que den confianza, con inversión pública que habilite territorios productivos, con pequeños productores que no sean vistos como parte del problema, sino como parte de la solución. Si logramos eso, agro y minería no solo podrán convivir, sino que podrán construir juntos una nueva etapa de desarrollo para el país.

Para Juan Manuel Benites, PERUMIN puede y debe convertirse en una plataforma de articulación multisectorial. “No se trata solo de discutir el futuro de la minería, sino de entender su rol dentro de una estrategia territorial integrada. Incluir al agro, a los gobiernos regionales, a las organizaciones de productores y a la academia enriquecería el debate y permitiría construir propuestas más sólidas y sostenibles”.

Señaló que desde el Instituto Crecer se viene promoviendo precisamente ese tipo de alianzas. “Creemos que, si logramos alinear la inversión social minera con las cadenas de valor del agro, podemos transformar zonas de exclusión en verdaderos ecosistemas productivos. PERUMIN podría ser el espacio donde estas experiencias se presenten, se validen y se multipliquen. El Perú tiene el talento, los recursos y la oportunidad de liderar un modelo de desarrollo territorial inteligente e inclusivo. Solo hace falta voluntad y visión”, finalizó.

 

Etiquetas: mineria , agricultura