En setiembre de este año, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) declaró la emergencia fitosanitaria en el país ante la presencia de la plaga "Candidatus liberibacter solanacearum" en el cultivo de papa, mediante la Resolución Jefatural D000141-2024-MIDAGRI-SENASA-JN. Se planteó que se intensifiquen las acciones de vigilancia fitosanitaria, cuarentena vegetal y control de Candidatus liberibacter solanacearum y su vector Bactericera cockerelli en el cultivo de papa. Según información oficial de la misma institución, se ha reportado la presencia de esta plaga en diversos distritos de la provincia de Huancabamba (Región Piura). La disposición tiene una vigencia de 12 meses e indica, entre otras cosas, que toda persona natural o jurídica se encuentra prohibida de movilizar en el territorio nacional tubérculos (papa) con fines de siembra o propagación desde los lugares de producción en los que se detecte positivo a la plaga.
En papa, la enfermedad que se causa a partir de esta bacteria se conoce como Zebra Chip, debido a los patrones oscuros que se forman en las papas cuando se fríen. Los tubérculos infectados desarrollan manchas oscuras o rayas que son visibles al cortarlos o procesarlos. Este daño los vuelve no aptos para el consumo en ese tipo de uso, reduciendo su valor comercial.
El impacto económico de este problema puede verse en dos aspectos principales: i) Pérdida de rendimiento: La combinación de los efectos del insecto y la infección bacteriana reduce significativamente la producción de papas. Además, los tubérculos afectados por Zebra Chip pierden su calidad comercial; ii) Costos de manejo: Para controlar la propagación, los agricultores deben aplicar pesticidas de manera frecuente, lo que aumenta los costos de producción. También se requiere la eliminación de plantas infectadas, lo que incrementa las pérdidas.
Es bueno ver cómo se ha comportado esta problemática a nivel internacional: i) Estados Unidos, en estados como Texas, California, Kansas y Nebraska, desde mediados de la década de 2000, afectaron los rendimientos hasta un 50%, se incrementó el uso de pesticidas elevando los costos de producción entre US$100 y US$ 300 adicionales por hectárea y en algunos casos, los productores han aplicado insecticidas hasta 15 veces por temporada, lo que impacta la rentabilidad de los cultivos; ii) México, afectó principalmente a las zonas productoras de papa como Sinaloa, Michoacán y Baja California, donde el cultivo de papa es clave para la economía agrícola y en los campos afectados por Zebra Chip se identificaron reducciones en la calidad comercial de los tubérculos de hasta el 80%, se estima que las pérdidas económicas han sido significativas (de hasta $25 millones de dólares anuales solo en costos de manejo y disminución de rendimiento en las áreas más afectadas); iii) Centroamérica (Honduras, Guatemala), se ha reportado que afectaron hasta el 30% de la superficie cultivada (en algunas áreas) con una reducción considerable en la producción y en la calidad de los tubérculos y en los casos más extremos, las pérdidas han llevado a pequeños productores a abandonar temporalmente el cultivo de papa debido a la dificultad de controlar la enfermedad y los altos costos asociados al uso de pesticidas; iv) Ecuador, se ha reportado en todas las provincias de la sierra (Carchi, Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Bolívar, Cañar, Azuay y Loja) reducción del área sembrada (40%), en los casos extremos se ha reportado pérdidas en el rendimiento de hasta el 90%, incremento del uso de agroquímicos , aumento de costos de producción (20-25%) y se indica que diversidad de papas nativas se pone en riesgo.
En Perú, es importante controlar a tiempo este problema ya que puede afectar en mayor escala a uno de los principales productos de la pequeña agricultura (en los últimos 15 años la producción de papa ha sido creciente y actualmente el país es el primer productor de América Latina). Asimismo, se podría poner en riesgo la gran diversidad genética de papas nativas y la conservación de este recurso genético único que es clave para la economía rural, el comercio interno y la seguridad alimentaria del país. Los organismos correspondientes, además de las medidas tomadas recientemente, deben prever que existen aspectos económicos relacionados con esta problemática que necesitan ser atendidos con medidas específicas: la reducción de rendimientos, el perjuicio a la calidad comercial de la papa (procesamiento), el aumento en costos de producción (mayores aplicaciones de insecticidas) y la potencial pérdida de variedades locales. La experiencia internacional nos indica que esta situación puede afectar principalmente la economía de los pequeños productores de papa.