(Agraria.pe) De verde brillante, jugoso, con un sabor inigualable y olor reconstituyente, el limón piurano es un ingrediente esencial en el cebiche o en nuestro cóctel bandera, el pisco sour, por citar algunos ejemplos. ¿Pero qué lo hace único? El Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet) se encargó de desentrañar los secretos del valle de San Lorenzo, la principal zona citrícola del país, que nos brinda este fruto emblemático en la cultura gastronómica peruana, médica y agroexportadora.
El presidente ejecutivo del Ingemmet, Luis Chirif Rivera, sostiene que su institución tiene la misión de acercar la ciencia geológica a todas las personas. Por ello, pone énfasis en el desarrollo de una línea de investigación que fusiona la geología con la agricultura, ambas unidas bajo el concepto ‘suelo’.
La diversidad geográfica del Perú sustenta la riqueza de su gastronomía y el limón (Citrus aurantifolia swingle) es un cultivo emblemático. El estudio del valle de San Lorenzo busca caracterizar sus suelos desde una perspectiva geológica, edafológica y geoquímica, debido a la falta de información que afecta la sostenibilidad de este tesoro nacional.
Con un enfoque interdisciplinario, el organismo técnico adscrito al Ministerio de Energía y Minas (Minem) estudió la composición de los suelos, la presencia de minerales y el impacto del clima en el valle de San Lorenzo, para saber cómo favorecen el cultivo del limón.
Surgió, en consecuencia, el proyecto “El recurso suelo del Perú: Geología del limón. Valle San Lorenzo-Piura”, con el propósito de fomentar una agricultura sostenible en la región norteña y contribuir a la seguridad alimentaria.
El estudio representa también una oportunidad para fortalecer la agroexportación con identidad territorial, ya que la geología del valle piurano aporta condiciones únicas para calidad, sabor y características físicas distintivas.
Los inicios
En 2024, la geóloga del Ingemmet Cristina Cereceda Quintanilla lideró una investigación cuyos resultados se plasman en el libro Geología del limón. Valle San Lorenzo-Piura, que muestra cómo el suelo puede impulsar la agricultura y el desarrollo del Perú.
No obstante, el propósito mayor del estudio es respaldar una futura denominación de origen, que destaque el valor del territorio y sus particularidades edáficas y geológicas.
Y es que el limón crece en varios países, pero el de Piura podría ser reconocido mundialmente por su calidad única, un sello que no solo enorgullece a los productores locales, sino que también impulsa su valor en los mercados nacionales e internacionales.
El libro Geología del limón. Valle San Lorenzo-Piura —que será presentado hoy en el auditorio del Minem— presenta una mirada pionera sobre la relación íntima entre la geología y la agricultura en la principal zona productora de limón en el Perú.
La publicación aporta argumentos clave para poner en valor el territorio y avanzar hacia una eventual denominación de origen del limón de Piura, cuya principal variedad es la sutil, el limón cebichero por excelencia.
“Para justificar un pedido de denominación de origen del limón se exige sustento científico que lo respalde y este libro constituye ese respaldo científico”, refiere el presidente ejecutivo del Ingemmet a la Agencia Andina.
En opinión de Chirif, “el limón piurano amerita ser conocido en todo el mundo y la denominación de origen puede ayudar en ello”.
“El Ingemmet ya ha presentado la Geología del pisco, que permitió dar mayores argumentos sobre la peruanidad del finísimo destilado de uvas pisqueras. Se proyecta hacer estudios similares con otros productos como la papa y la maca”, adelanta.
El porqué de la investigación
La investigadora Cristina Cereceda señala que la intención del estudio “era conocer qué atributos tiene el terreno o la tierra para que, naturalmente o con poco manejo agronómico, obtener una buena producción o alto rendimiento de limones en el valle de San Lorenzo”.
Y esto porque el valle piurano “es el de más prestigio de producción de limón, que es reconocido históricamente por su acidez y contenido de sumo”.
Ante el reconocimiento mundial de la cocina peruana, “queremos brindar un sustento técnico-científico a los productos que son símbolo de nuestra gastronomía y darles una identidad de territorio”, enfatiza.
“De esta manera, podemos apoyar a la agroexportación y que los productos que son esenciales en nuestra gastronomía lleven la Marca Perú; eso les daría un valor adicional”, afirma la experta en diálogo con la Agencia Andina.
Cereceda comenta que, en diálogo con un agroexportador, este le indicó que en otros países que cuentan con este tipo de investigaciones geológicas incluyen la rúbrica en la etiqueta del producto, porque es un diferencial contar con “estudios que sustentan cuál es el entorno en el que se genera un determinado producto”.
El limón piurano —cuya historia empieza en el suelo que lo nutre— es un producto esencial en el cebiche, cuya preparación y consumo fue incluido en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco en 2023; es un símbolo de nuestra gastronomía, remarca.
“La gastronomía, básicamente, tiene dos ámbitos: los productos, que son la base, y todas las tradiciones y formas de la parte culinaria; pero si no tienes los insumos, no se puede hacer un platillo”, asevera.
Entonces, añade, “estos productos esenciales en nuestra gastronomía necesitan tener un respaldo científico y que diga: ‘de origen peruano’ o ‘de territorio peruano’ teniendo como base su geografía”.
La geografía incluye “la terna clima-geología-suelo, que es un matrimonio y es indispensable para tener un escenario ideal para el cultivo”, sentencia.
¿Qué dice el estudio?
El valle de San Lorenzo se ubica en la transición entre los Andes centrales y septentrionales, sobre la llanura costera; presenta tres unidades principales de relieve: llanura aluvial, lomadas y planicies.
“Se ha logrado determinar que, en valle de San Lorenzo, del que forma parte Tambogrande (Piura) y Chulucanas (Morropón), existen tres grupos de referencia de suelos conocidos por su alta capacidad de producción e idoneidad agrícola. Es decir, son potenciales para una agricultura sin mucha intervención de manejo agronómico y rendir”, revela.
El secreto del valle de San Lorenzo está en la edafogénesis: la meteorización —fragmentación o degradación parcial o total de las rocas y los minerales en contacto con la atmósfera, la hidrósfera o la biósfera— de la roca madre y la formación de suelos.
Los depósitos superficiales aluviales recientes que conforman el material parental —original, mineral u orgánico—, a partir del cual se desarrolla y forma el suelo, provee minerales valiosos para la agricultura como la anortita, muscovita y ortoclasa, que constituyen un importante almacén de calcio y potasio, esenciales para la nutrición del cultivo.
El estudio ha permitido identificar 53 tipos de suelos en el valle de San Lorenzo y los agrupa en siete grupos de referencia, pero destacan los regosols, fluvisols y phaeozems por su idoneidad agrícola, que son los que predominan en la zona.
Los suelos contienen una mezcla de minerales heredados (cuarzo, feldespatos) y minerales secundarios como arcillas (esmectita, illita, clorita, caolinita); óxidos e hidróxidos de hierro y aluminio (hematita, goethita, gibbsita); sales (calcita, yeso, halita).
Dichos minerales influyen en la retención de agua, disponibilidad de nutrientes y estabilidad del suelo, lo que resulta crucial para el desarrollo del limón.
Por su parte, las rocas madre aportan nutrientes importantes (potasio, magnesio, calcio, hierro, zinc, manganeso), que son liberados por meteorización y aprovechados por los cultivos.
De acuerdo al estudio, el clima es semitropical costero (subtropical, según Köppen), con temperaturas elevadas, precipitación baja (122.6 a 222.7 mm anuales), concentrada en verano, lo que lo clasifica como un clima perárido.
Algo de historia y más
Según el capítulo 1 del libro, en su apartado Orígenes e historia, "el origen y la propagación dellimón está íntimamente relacionado con la historia de los cítricos; es así que, aunque no se tenga un consenso acerca del origen del limón, lo cierto es que inició su viaje desde el continente asiático a Europa y luego llegó a América".
"En el año 1493, los cítricos fueron introducidos en América por Cristóbal Colón, encontrando condiciones favorables para su cultivo en el Caribe y, posteriormente, en Brasil y en Perú (de la Puente y Olea, 1900; Navarro de Andrade, 1933; como se citaron en Reuther et. al.)", agrega.
La publicación resalta que el limón es el fruto que cuenta con el mayor uso terapéutico, y la relaciónn entre el limón y la salud tiene una larga historia. Por ejemplo, en la medicina, especialmente por su contenido de vitamina C, desde los antiguos griegos hasta nuestros días.
En 1519, la tripulación de Fernando de Magallanes fue alcanzada en el océano Pacífico por una misteriosa y mortal enfermedad, conocida entre los marineros como la peste del mar (escorbuto). Casi dos siglos después, James Lind escribió Tratado sobre el escorbuto, en el que determina que que "los efectos positivos más repentivos y visibles se percibían con el uso de naranjas y limones".
En suma, el estudio del Ingemmet expone al detalle todos los componentes que hacen único este cítrico bendito proveniente del valle de San Lorenzo. Sin él nada sería igual. Que nunca falte el limón peruano en nuestra mesa.
Fuente: andina.pe