(Agraria.pe) La Sociedad de Comercio Exterior del Perú (Comex Perú) señaló que la apertura comercial ha beneficiado a nuestro país a través de los ingresos percibidos, la mejora de la competitividad y la creación de empleo.
Al respecto dijo que si nos remontamos hace algunos años nos podemos dar cuenta de las enormes diferencias entre tener y no tener una política de integración con el mundo. En marzo de 2021 se cumplieron 30 años de la liberación del comercio exterior del Perú, cuya consolidación se establece en el Decreto Supremo 033-91-EF. Así, se implementó una primera reducción de los aranceles, del 15% y el 25%, con lo cual el arancel más alto se redujo en 25 puntos porcentuales (pp.) y el arancel promedio bajó del 26% al 17%.
Si bien continuó la desgravación arancelaria, la integración comercial directa con otros países también cobró protagonismo en el desarrollo del comercio peruano. Una primera aproximación tomó lugar en los años noventa, cuando la Comunidad Andina (CAN), a la cual pertenece el Perú, decidió incorporar una reducción gradual arancelaria a fin de favorecer el comercio entre sus miembros.
Así, no solo se limitó a establecer acuerdos regionales, sino que se comenzó a firmar otros de carácter bilateral: los tratados de libre comercio. EE. UU. fue uno de los primeros socios comerciales en firmar un TLC con el Perú (2006), seguido por Chile (2006), Canadá (2008), China (2009) y la Unión Europea (2012), entre otros. En total, a la fecha, nuestro país cuenta con 21 acuerdos comerciales vigentes, tanto regionales como bilaterales.
Beneficios de la apertura comercial en el sector agrícola
Comex Perú indicó que los acuerdos comerciales no solo permiten fortalecer las relaciones con otros países y mejorar el flujo de exportaciones y la competitividad del nuestro a través de la reducción de barreras arancelarias, sino que impactan en otros aspectos económicos, como la inversión extranjera, la creación de empleo, el crecimiento y la reducción de la volatilidad del PBI.
Una clara muestra de estos beneficios es la evolución de las agroexportaciones no tradicionales. En el año 2000, su valor alcanzó los US$ 395 millones, mientras que en 2020 sumaron US$ 6.786 millones, lo cual refleja que en el transcurso de 20 años las exportaciones alcanzaron 17 veces más su valor inicial en el periodo mencionado. Así, estos envíos al mundo alcanzaron un crecimiento acumulado del 1,620% en el periodo 2000-2020, con un crecimiento promedio anual del 15.3%.
Además, dijo que también hubo beneficios por parte de la Ley de Promoción Agraria. Según cifras de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) 2019, en dicho año, la actividad agraria y la agroindustria reunieron al 25.7% de la población económicamente activa (PEA) ocupada, es decir, 4.5 millones de trabajadores ejercieron sus labores en el sector. Además, desde 2007 se observa un aumento gradual de la formalidad laboral asalariada, año en el que esta representaba el 11.7% y alcanzó un 17.9% en 2019, un incremento de 6.2%. Esto acarreó beneficios en materia tributaria, pues los ingresos estatales recaudados por tributos internos pasaron de S/ 189.2 millones a S/ 620.1 millones en el periodo mencionado.
En cuanto a los salarios, estos han tenido una tendencia creciente en el sector formal, cuando el ingreso laboral promedio mensual pasó de S/ 1,139 a S/ 1.,718 entre 2007 y 2019. Por su parte, en el sector informal la cifra subió de S/ 342 a S/ 713 en ese periodo, pero continúa encontrándose muy por debajo de la remuneración mínima vital (RMV).
A pesar de los múltiples beneficios en el sector, aún hay espacio para mejoras. Por ejemplo, en infraestructura para el aprovechamiento de tierras, poscosecha y afrontar shocks exógenos, como el fenómeno de El Niño, el país aún está rezagado. Aún más, en la costa, sierra y selva los desafíos difieren. Según el Banco Mundial, en la costa, el principal desafío es mantener el crecimiento y la competitividad, así como lidiar con la escasez de factores productivos, tales como agua, tierra y mano de obra. En la sierra, prima la siembra de productos de bajo valor y la diversificación de productos de alto valor permitiría mejorar sus ingresos. Por último, la agricultura no es la principal actividad en la selva; no obstante, mejorar la productividad de sus tierras y la conectividad para el transporte de los productos incrementaría sus beneficios.
El gremio de comercio exterior resaltó que la apertura comercial ha permitido que la agricultura se transforme en una actividad que no solo impacta en el crecimiento económico, sino que es una herramienta útil para reducir la pobreza y mejorar la reputación del Perú a nivel internacional gracias a las exportaciones. La Ley de Promoción Agraria ha permitido una disminución de la tasa de pobreza de los trabajadores empleados en el sector, la que pasó del 81.3% en 2004 al 34.3% en 2019.
Esta reducción fue considerablemente mayor en la costa, donde la pobreza se redujo del 67% al 17.5%. Más aún, en 2019, cuando la pobreza nacional aumentó, la única región donde se redujo fue en la costa rural, donde predomina la agricultura, al pasar del 30% al 20.5%. “El camino está dado, solo queda aprovechar su potencial, hacer crecer el sector y fortalecer los lazos con nuestros socios comerciales”.