Representante de agroexportadores hizo votos por sostener y ampliar la Ley de Promoción Agraria como fundamento legal de una nueva agricultura con visión empresarial.
(Agraria.pe) Como una etapa oscura planteó Carlos Zamorano, director ejecutivo del Instituto Peruano del Espárrago y Hortalizas (IPEH) los años finales de la década de los sesenta y principios de los setenta, en que la dirección de la agricultura estuvo marcada por un fuerte sesgo político. Se refirió específicamente a la Reforma Agraria. Según el representante gremial, este proceso afectó negativamente la agricultura peruana y la hizo perder como mínimo 30 años en su evolución.
“En Perú la política siempre se ha ligado a la agricultura. Está el tema de las expropiaciones, la tenencia de tierras, etc. Estuvimos marcados por la Reforma Agraria que afectó significativamente el desarrollo de la agricultura. Si uno ve el ingreso per cápita agrario del Perú previo a la reforma, se dará cuenta que hubo una caída que tomó al país 30 años para recuperar su PBI agrícola. Fueron 30 años perdidos para la agricultura más 10 años extras para recuperar la confianza y volver a invertir”, refirió en declaraciones durante un reciente encuentro sobre asociatividad.
Destacó por ello que hoy, en una era de agricultura moderna, se haya superado aquella etapa y existan gremios como la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), que reúne a los principales agroexportadores del país en su afán de encontrar soluciones que faciliten el comercio de la producción nacional liberando trabas burocráticas y planteando ante instancias estatales las necesidades del grupo para llegar a más mercados internacionales.
Zamorano, quien también es gerente general de la Asociación de Productores de Uva de Mesa (Provid), apuntó al año 2000 como un momento de quiebre en que gracias a la promulgación de la Ley de Promoción Agraria, el rostro de la agricultura cambió pues se consolidó la propiedad privada de la tierra, la captación de inversión de riesgo y el ingreso de una visión empresarial de la agricultura.
“Con ello se dio origen a lo que conocemos como agricultura moderna: con buenas prácticas agrícolas, procesos de certificación reconocidos internacionalmente, legalidad, formalidad, procesos altamente tecnificados, proyección de crecimiento y técnicas de protección del ambiente”, apuntó.
Producción a la medida del mercado
Justamente en el plano de la nueva visión empresarial, recordó que nuestra cartera de agroexportación no está basada en productos originarios del país, sino en lo que el mercado realmente está pidiendo. “Así el empresario vio que el mercado quería, por ejemplo, espárragos y que en California empezaba a caer su producción por falta de agua. El mercado de Estados Unidos es muy grande y nos dimos cuenta de la maravilla de clima de la costa peruana, con sus desiertos y valles. Ahora ahí tenemos grandes producciones de espárragos y uvas”.
Como resultado de esta nueva forma de hacer agricultura, señaló que se han creado más de 400.000 puestos de trabajo formales directos, 900.000 formales indirectos, se redujo a 28% la pobreza de agricultores dependientes de la zona de la costa y se empezó a hablar de la integración de la mujer en las labores del campo, así como de los jóvenes.
Finalmente, observó que si bien estamos a nivel de mercados superando la época de los aranceles, las barreras que se están interponiendo ahora al libre comercio de productos son las fitosanitarias, lo que requiere mucho de apoyo de instituciones como el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) para que negocie con sus pares extranjeros de tal modo que se abran las puertas a los productos de la agricultura peruana.
“Al espárrago le tomó ocho años entrar a China, a la palta 10 años entrar a Estados Unidos. Hoy los requerimientos fitosanitarios son una barrera y no hay como quejarte pues te responden que están estudiando tus pedidos y te dejan en espera, esto afecta mucho el comercio”, refirió.
