Diez políticas, prácticas y tendencias para disminuir los riesgos agrícolas a largo plazo, sin cambiar el modelo actual, solo modificarlo
Por Raúl Yaipén Carranza
Lima, 24 Junio (Agraria.pe) “Con la recomendación de estas medidas no se pretende cambiar la situación del agro peruano de la noche a la mañana, sino modificar o revertir las políticas, prácticas y tendencias actuales que aumentarán los riesgos y la vulnerabilidad del país a largo plazo”, así lo señaló Martín Scurrah, experto del Centro de Estudios Sociales CEPES, en el libro Transiciones post extractivismo y al extractivismo en el Perú, en un capitulo denominado: “Políticas agrarias para un Perú post extractivista”.
Para ello Scurrah no propone un rediseño completo, sino algunas medidas que se podrían tomar en los próximos años para que agricultura peruana vaya preparándose para enfrentar los tres desafíos señalados y construyendo los lineamientos de una agricultura ajustada a una sociedad post extractivista.
Medidas para una transición post extractivista
A continuación se presentará un decálogo de medidas que podrían reorientar el agro, según indica el especialista, para que este en mejores condiciones de enfrentar el futuro:
1. Reorientar el apoyo de los servicios del Estado (crédito, innovación, investigación, asistencia técnica; etc.) hacia los pequeños productores, asegurando el abastecimiento del mercado interno, la seguridad alimentaria de la población rural, aumentando la producción de los cultivos, para reducir la extrema pobreza del campo.
2. Modificar la venta y distribución de las tierras, para que generen oportunidades de compra a los pequeños y medianos agricultores, de tal manera que se reduzca el latifundismo y la concentración de la propiedad agraria, para fomentar mayor igualdad en las zonas rurales.
3. Promover la investigación e inversión en sistemas de captación, almacenamiento y gestión de agua apropiados y de larga duración en la sierra y selva alta. Además de eliminar las prácticas de quema de pastos y excesiva extracción de especies arbóreas para el uso de leña. Asimismo, la corrección -urgente- del marco legal sobre el manejo de las fuentes hídricas, incluyendo los derechos de uso.
4. Fomentar el rescate, la investigación y la innovación en la tecnología agraria intermedia, tanto la tradicional como la no tradicional, para que contribuya no solo a la nivelación de la agricultura, sino también a generar capacidades en el agro que puedan afrontar la crisis futura.
5. Promover la investigación de las técnicas y sistemas agroecológicos y orgánicos (provisión ecológica de los alimentos) y su desimanación entre los agricultores, para igualar los niveles de competitividad de los sistemas comerciales y alternativos, y para que mejoren las condiciones para enfrentar la crisis venideras (UK Food Group, 2010).
6. Promover la creación de cadenas de comercialización eficientes y equitativas, como señala la propuesta de la Asociación Peruana de Gastronomía (APEGA), entre los restaurantes más destacados y los principales productores de productos de alta calidad, para fomentar la asociatividad entre los pequeños productores.
7. Promover y reconocer los servicios ambientales ofrecidos por los agricultores mediante la creación de zonas de conservación de la agrobiodiversidad in situ, con el apoyo del Estado y con subvenciones, cuando sea necesario.
8. Declarar la moratoria de diez años, como mínimo, antes de la introducción de las semillas genéticamente modificadas y emplear el periodo para promover la investigación de los posibles riesgos de su empleo.
9. Si se logra comprobar la contribución verdadera de los biocombustibles a reducción de los gases de invernadero, reducir su presencia en la selva alta solo en áreas intervenidas (para aprovechar la mayor abundancia del agua y minimizar los impactos con el cambio del uso de los suelos).
10. Crear las condiciones para la formación de sindicatos y la defensa de los derechos legítimos de los trabajadores rurales en los predios agrarios grandes y la agroindustria como medida para reducir la pobreza en zonas rurales y aumentar los niveles de igualdad.
Scurrah precisó que aunque haya ejemplos exitosos de sistemas agroecológicos alternativos en el país –como el café, el cacao, la quinua y los plátanos orgánicos – todavía no tienen el peso económico y político suficiente para convencer a los políticos y a la opinión publica en general de las necesidades de implementar los cambios propuestos y los impactos de las crisis alimenticias y climáticas venideras.
“Por eso, es importante aprender la tarea de generar estudios y simulaciones que demuestren los costos y beneficios de poner en marcha, en forma oportuna, medidas de transición hacia un agro consistente con las condiciones de un país post extractivista”, concluyó Martín Scurrah.